PARÍS, Francia.- Los productores franceses de champaña decidieron este martes imponer límites sin precedentes a la cosecha de uvas de este año con la esperanza de apuntalar los precios y contener los daños provocados por la pandemia de coronavirus.
Por eso tal vez sería necesario destruir grandes cantidades de uva, o venderla a las destilerías a precios de descuento. Pero para el Comité de Champaña, la influyente cámara que agrupa a 16 mil viñateros de la región de Champagne, es el precio que se debe pagar para salvar el producto de lujo.
Los viñateros de la región podrán cosechar en conjunto 8 mil kilos de uva por hectárea, el equivalente de 230 millones de botellas para toda la región, cantidades inferiores en un 21 por ciento a las del año pasado.
Tal como las organizaciones que coordinan las políticas de los países productores de petróleo, el Comité de Champaña regula la cosecha de uva cada año para evitar una producción excesiva que provocaría la caída del precio por botella.
Pero las discusiones de este año tuvieron una importancia excepcional ya que el sector perdió 2 mil millones de dólares en ventas debido a las cuarentenas impuestas por la pandemia.
La pandemia eliminó la efervescencia de la champaña y el ánimo de festejar que es el motor de este negocio: se cancelaron bodas y vuelos de primera clase, y restaurantes y clubes nocturnos del mundo cerraron sus puertas.
Los ingresos de la champaña han caído en un tercio en lo que va del año, una baja sin igual por lo que se recuerda. Los productores prevén que alrededor de 100 millones de botellas quedarán en sus bodegas sin vender para fines de 2020 y algunos pronostican que la crisis se prolongaría por años.
"Champaña, la bebida de la alegría de vivir, el convivio y el festejo, se ve profundamente afectada por la crisis económica global vinculada con el COVID-19", dijo el comité en un comunicado para anunciar lo que llamó las medidas sin precedentes para limitar los daños.