San Salvador. El izquierdista Nayib Bukele ganó el domingo la presidencia de El Salvador por un amplio margen sobre su más cercano rival, poniendo fin a tres décadas de bipartidismo con su oferta de combatir la corrupción, la violencia y la pobreza y convirtiéndose en el presidente más joven del país.
Bukele, un exalcalde y empresario de 37 años, lograba un 53.79 por ciento de apoyo con el 44.31 por ciento de los votos procesados, mientras que Carlos Calleja, dueño de la cadena de supermercados más grande del país, obtenía el 31.62 por ciento; unos resultados "irreversibles", según el árbitro electoral.
El candidato oficialista, el excanciller Hugo Martínez, se ubicó en un lejano tercer lugar con el 13.77 por ciento de los votos y puso fin a una década del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en el poder.
"Hoy ganamos en primera vuelta e hicimos historia, hemos sumado más votos que el resto de los partidos políticos del país", dijo Bukele, alcalde de San Salvador entre 2015 y 2018.
"Hemos pasado la página de la posguerra (...) y ahora podemos empezar a ver hacia el futuro", agregó después de tomarse una foto para sus redes sociales, desde donde se catapultó a la fama.
El FMLN -donde milita el actual mandatario Salvador Sánchez Cerén- y la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) -por la que postuló Calleja-, se alternaron la presidencia del empobrecido país desde que terminó la guerra civil en 1992.
Descendiente de palestinos, Bukele supo capitalizar el descontento hacia los dos partidos tradicionales con su lema: "el dinero alcanza cuando nadie roba".
Durante su campaña electoral prometió acabar con la impunidad a través de una comisión internacional contra la corrupción y propuso impulsar proyectos de infraestructura con la esperanza de contener el éxodo de migrantes hacia Estados Unidos, donde vive uno de cada cuatro salvadoreños.
Bukele, quien asumirá en junio para un mandato de cinco años, tendrá que hacer frente a las políticas antimigratorias del presidente estadounidense Donald Trump y heredará un país con un menguante crecimiento económico y con una de las tasas más altas de homicidios del planeta.
La dolarizada economía salvadoreña no ha logrado crecer más del tres por ciento anual desde hace una década, mientras el país se encuentra envuelto en una espiral de violencia, liderada por las temibles "maras", organizaciones internacionales de pandillas criminales dedicadas al tráfico de drogas y extorsión.
Tras conocerse los resultados, la embajadora de Estados Unidos en El Salvador, Jean Manes, felicitó a Bukele y a quien ocupará su vicepresidencia, el académico y jurista Félix Ulloa.
"Estados Unidos permanece comprometido con apoyar a El Salvador en sus esfuerzos para construir un país más próspero y seguro", escribió Manes en su cuenta de Twitter.
VOTO CASTIGO
El cansancio de la población con los partidos tradicionales se exacerbó luego de varios escándalos de corrupción que han salpicado a políticos de ambos bandos en años recientes.
Mauricio Funes, expresidente del FMLN, huyó a Nicaragua luego de que se le abrieron investigaciones por enriquecimiento ilícito y malversación de fondos durante su gestión (2009-2014). Elías Saca, exmandatario de ARENA, fue condenado el año pasado a 10 años de cárcel por corrupción.
"Reconocemos los resultados de la elección y vamos a llamar al presidente electo para desearle la mejor de las suertes", dijo Carlos Calleja, de ARENA.
Martínez, por su parte, también reconoció su derrota y pidió al bando victorioso tomar los resultados "con humildad" y prometió "seguir revisando, rectificando, corrigiendo (...) a la par del pueblo, que es a quien nos debemos".
Bukele fue expulsado en 2017 del FMLN, por lo que se postuló como abanderado de una coalición liderada por la derechista Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA), pero se define como "una persona de izquierda" y ha calificado a los líderes de Venezuela y Nicaragua como "dictadores".
A pesar del aplastante triunfo, hay quienes dudan que logre impulsar muchos de sus planes en el Congreso, donde GANA y sus aliados apenas cuentan con 11 de un total de 84 escaños.
Para algunas reformas, como aprobar la emisión de deuda a largo plazo, se requiere el voto de más de dos tercios de los congresistas.
Durante la campaña, Bukele ha rehuido a las entrevistas y los debates, por lo que analistas temen que no esté dispuesto a negociar con la oposición. A pesar que denuncia la corrupción, la fiscalía se encuentra investigándolo por supuesto lavado de dinero durante sus períodos como alcalde.