Los rescatistas empleaban grúas, una topadora y sus propias manos desde primera hora de este viernes con la esperanza de encontrar a un sobreviviente entre los escombros de un edificio que se vino abajo el mes pasado en una catastrófica explosión en Beirut, tras detectar una señal de pulso.
La búsqueda tenía lugar justo a un mes de la potente explosión de casi 3 mil toneladas de nitrato de amonio en el puerto de la capital libanesa, que dejó 191 muertos y 6 mil heridos, y traumatizó a un país que llevaba meses sufriendo por una grave crisis económica y financiera.
Había prevista una marcha y una vigilia, además de un minuto de silencio a las 18:08, la hora a la que se produjo el incidente más trágico en la historia del país el 4 de agosto.
El operativo en el histórico distrito de Gemmayzeh, en una calle que en su día estaba llena de bares y restaurantes, ha atrapado a la nación en las últimas horas. La idea altamente improbable de encontrar a un sobreviviente luego de un mes, dio esperanza a quienes seguían los acontecimientos por televisión deseando un milagro.
Los trabajos comenzaron el jueves en la tarde, cuando un perro rastreador de un equipo de rescatistas chilenos, llamado TOPOS, detectó algo mientras recorrían Gemmayzeh y corrió hacia los escombros. Las imágenes de Flash, un perro blanco y negro de 5 años, han circulado por las redes sociales y algunos lo describen como un héroe.
Tras horas de búsqueda, las labores se detuvieron momentáneamente poco antes de medianoche, al parecer para buscar una grúa.
Esto indignó a varios, que llegaron al lugar diciendo que el ejército libanés había pedido al equipo chileno que suspendiese el operativo. En un reflejo de la división existente en el país y de la falta de confianza en las autoridades, algunos manifestantes se pusieron cascos y comenzaron a buscar mientras otros pedían grúas.
Los miembros de Protección Civil libanesa reanudaron su actividad poco después.
Este viernes, los rescatistas retiraban lentamente los escombros con sus manos y palas, cavando un hueco entre los restos del edificio. Cuánto más avanzaban, más cuidado ponían para proteger a cualquier posible sobreviviente. Más tarde, introdujeron una cámara de 360 grados en el hueco en el extremo de un palo largo.
El jueves, emplearon un equipo de detección de audio para buscar indicios o latidos y detectaron lo que podría ser un pulso de 18 a 19 latidos por minuto. El origen no se conocía de inmediato pero fue suficiente para iniciar la frenética búsqueda y alimentar la esperanza.
Este día, los latidos habían caído a siete por minuto, según dijo un voluntario chileno a la televisora local Al Jadeed.
"Al 99 por ciento no hay nada, pero aunque haya menos de un 1 por ciento de esperanza, debemos seguir buscando", aseguró Youssef Malah, un trabajador de Protección Civil, agregando que la operación era muy delicada.
El voluntario chileno, que se identificó como Francisco Lermanda, precisó que su equipo identifica la respiración y el latido de humanos, no de animales, y que detectó a una persona. Es raro, aunque hay precedentes de personas que sobrevivieron un mes bajo los escombros, añadió.