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Piñera cancela alza en precio de transporte, pero Ejército chileno declara toque de queda en Santiago

El presidente de Chile afirmó haber 'escuchado con humildad la voz de mis compatriotas', esto después de los disturbios que dañaron más de 70 estaciones del sistema de transporte subterráneo.

El Ejército que patrulla las calles de Santiago este sábado declaró el toque de queda en la ciudad, al tiempo que el presidente de Chile, Sebastián Piñera anuló el alza tarifaria que desató las protestas estudiantiles y que provocaron un caos en la capital chilena.

"He escuchado con humildad la voz de mis compatriotas", dijo Piñera antes de anunciar que "vamos a suspender" el alza del pasaje del subterráneo, que hace dos semanas subió de 800 a 830 pesos (de 1.12 a 1.26 dólares).

El toque de queda será efectivo para la región metropolitana de la capital de Chile y abarcará de las 22:00 horas de este sábado hasta las 7:00 del próximo domingo.

La medida fue anunciada por el jefe de la Defensa Nacional, general Javier Iturriaga, quien fue designado en el cargo la noche del viernes por el presidente Piñera.

La vigencia del toque de queda será evaluada de forma periódica y oportunamente notificada a la opinión pública, señalaron las autoridades.

Miles de personas continuaron con las manifestaciones masivas iniciadas el lunes pasado por los estudiantes que protestaron evadiendo el pasaje del subterráneo.

El viernes, las protestas derivaron en una ola de actos vandálicos que culminó con severos daños a 78 estaciones del sistema, que representa más de la mitad de la red, y del cual los chilenos se siente orgullosos por su su puntualidad y buena infraestructura.

En este se movilizan 2.4 millones de personas en más de tres millones de viajes al día.

A pesar de la presencia de los militares en las calles y de una fuerte presencia policial, este sábado miles de chilenos, incluso en ciudades del norte y del sur, prosiguieron manifestándose contra las alzas no sólo en el pasaje del subterráneo, sino también en la electricidad, el agua y los medicamentos.

Esta es la peor crisis del segundo periodo de gobierno de Piñera que se tradujo en que, pese a la presencia militar, miles de chilenos iniciaran un 'cacerolazo' generalizado al mediodía que continuó con manifestaciones, barricadas encendidas, nuevos ataques a estaciones del subterráneo, y saqueos a farmacias y a supermercados. La policía reprimió con gases lacrimógenos.

Ante los nuevos disturbios, el servicio de los autobuses de transporte público fue suspendido y de momento solo aquellos que cuentan con vehículos pueden movilizarse.

"La decisión de Piñera de movilizar a los militares en Chile, en un país que vivió 17 años una dictadura represiva, es muy preocupante y podría aún más desestabilizar la situación (en el país)", indicó a The Associated Press la académica Jennifer Pribble, del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Richmond, en Estados Unidos.

Pribble agregó que una parte de la derecha política no considera el diálogo democrático como la solución al conflicto social.

Piñera anunció en la madrugada que convocará a "un diálogo transversal" y que se esforzará para "poder atenuar y aliviar" la situación de los más afectados por el aumento de pasajes en el subterráneo, aunque la oposición política demanda una rebaja tarifaria.

Chile importa todo su combustible dado que carece de petróleo y gas natural, y las alzas en los recursos fósiles y en el dólar impactan en los precios, en general. El precio del pasaje del subterráneo elevó de 1.12 dólares a 1.16 dólares para los usuarios adultos, en un país donde la mayoría de los salarios bordean entre los 400 mil y 500 mil pesos mensuales (562 y 703 dólares).

Por la madrugada, militares armados salieron a las calles de Santiago, y cerca del amanecer la calma retornó ante un panorama desolador: más de medio centenar de estaciones del subterráneo con graves daños (varias de ellas incendiadas); más de medio centenar de semáforos se hallaban apagados o destruidos, y el reporte de 156 policías y 11 civiles heridos de diversas gravedad y más de 300 detenidos.

Un grupo de manifestantes se congregó en la estación Trinidad del subterráneo, al sur de la ciudad, lo que atrajo a un camión con militares que intentaron dispersarlos, pero los abucheos de los vecinos y los toques insistentes de bocinas de vehículos los hicieron desistir y marcharse.

En la estación San José de La Estrella, el ingeniero mecánico Hugo Millacoy González, acompañado de su hijo pequeño, dijo a la AP que protestaba contra las alzas y "para que mi hijo vea que no se puede burlar al pueblo".

Millacoy se sumó a medio centenar de manifestantes que ocupaban una importante avenida mientras el semáforo detenía a los vehículos, muchos de cuyos conductores que los alentaban con fuertes bocinazos. La situación se repetía en muchos suburbios de la ciudad.

En las afueras de la destrozada estación del subterráneo de Maipú, al sureste, una discusión entre vecinos se transformó en una nueva manifestación multitudinaria contra las alzas y la presencia policial. El grupo fue fuertemente reprimido con gas lacrimógeno.

El próximo lunes, unos 2.4 millones de santiaguinos tendrán dificultades para desplazarse a sus trabajos y sitios de estudios ante la falta del subterráneo. El director de la empresa, Louis De Granges, indicó que los daños causados se estiman en cientos de millones de dólares y que "todavía no podemos dar claridad" de cuándo retornará el servicio.

Con información de Notimex

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