Estados Unidos lidia con el problema de los monumentos heredados de una Historia que genera división. Taiwán parece haber hallado la solución, con un parque reservado a las estatuas de un exlíder nacionalista polémico por su pasado.
Más de 200 estatuas de Chiang Kai-shek, un héroe para unos y un dictador para otros, fueron retiradas de los colegios y de los edificios oficiales de la isla. Acabaron en un parque tranquilo bordeado por un lago.
Los turistas se pasean a diario entre las 253 estatuas de color bronce, cobre o azul del parque Cihu, abierto en 2000 en Taoyuan, en el norte del país.
La más grande, que representa a Chiang Kai-shek, se encontraba antes en la oficina de las autoridades locales de Kaohsiung. También hay dos de su hijo, Chang Ching-kuo.
Los nacionalistas del Kuomintang (KMT) huyeron en 1949 de la China continental tras su derrota frente a las tropas comunistas de Mao Zedong.
Algunos admiran al líder nacionalista por haber luchado contra los comunistas pero otros lo consideran un déspota por su papel en el periodo del "Terror blanco".
Entre 1949 y hasta 1987, fecha del levantamiento de la ley marcial, bajo el reinado de Chiang y de su hijo, miles de personas consideradas hostiles al gobierno fueron torturadas y asesinadas.
"No consideramos a las estatuas como ídolos políticos. Las vemos como una herencia histórica y cultural", afirma Huang Chao-jin, miembro del gobierno de Taoyuan.
Estados Unidos está dividido sobre el destino de las estatuas confederadas pero las autoridades taiwanesas estiman que, sacadas de contexto, las representaciones de Chiang pierden su aspecto polémico.
No hay datos sobre el número de visitantes del parque situado a unos metros de un mausoleo dedicado al exdirigente nacionalista. Pero, según las estimaciones, 2.2 millones de personas acuden cada año a la región turística de Cihu.
Muchos vienen del continente, como Dai Yukuan, que visita a Taiwán por primera vez desde que es una democracia.
Taiwán vive desde 1949 separado de China, que lo considera parte integrante de su territorio susceptible de ser recuperada por la fuerza.
Dai siente mucha estima por Chiang Kai-shek. "Era un hombre extraordinario. En China, estamos agradecidos por lo que hizo contra los japoneses durante la guerra", explica a la AFP. "Todo esto forma parte del pasado. Lo que realmente queremos los chinos es la paz entre las dos orillas del estrecho de Formosa".
Ma Chaohong, un turista chino de 44 años, abunda en ello: "Combatió a los japoneses, y con eso basta para ganarse nuestro respeto y admiración".
Una forma de ver las cosas que contrasta con la violencia de Charlottesville, en Virginia, donde una manifestante opuesta a los partidarios de la supremacía blanca resultó muerta.
En Taiwán también hay debate pero más apaciguado.
La presidenta Tsai Ing-wen, en el poder desde 2016 tras derrotar al KMT, prometió transparencia sobre el periodo del "Terror blanco" para ayudar a pasar página.
A la taiwanesa Lin Hui-chun, de 33 años, el parque Cihu le parece un cementerio.
"No da la impresión de que las estatuas se hayan puesto allí para ser aplaudidas. Hay más bien una sensación de abandono", dice.
Taiwán no es el único país en crear parques para albergar estatuas históricas polémicas; lo han hecho otros como Lituania o Hungría con las de Lenin y de exdirigentes comunistas.