Taiwán eligió el sábado a Tsai Ing-wen como su primera presidenta mujer, luego de concederle a su partido independentista su primera mayoría en la legislatura nacional y rechazar al Partido Nacionalista, cercano a Beijing, que ha dirigido la isla autónoma desde hace ocho años.
Los votantes —preocupados de que la economía de Taiwán se encuentra bajo amenaza de China y que se oponen en general a las demandas de Beijing hacia una unificación política— eligieron rotundamente a Tsai sobre el nacionalista Eric Chu, un reemplazo de último momento para el candidato original de su partido, luego de que se consideró que estaba alejando a los votantes.
El resultado debe ser profundamente inquietante para China, que puede responder al reducir aún más la capacidad ya limitada de Taipéi para ganarse aliados diplomáticos y participar en organizaciones internacionales.
En una declaración emitida después de la victoria de Tsai, el órgano del gabinete chino que maneja los asuntos de Taiwán reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán, pero dijo que trabajaría para mantener la paz y la estabilidad entre las partes, situadas a ambos lados del Estrecho de Taiwán.
El Partido Nacionalista concedió su amplia derrota en las elecciones presidenciales ante la candidata del Partido Progresista Democrático (PPD).
Según el recuento final de votos, Tsai ganó con más de 56% de los votos, mientras que Chu recibió el 31%. Un candidato más quedó de un lejano tercer lugar. El presidente saliente, el nacionalista Ma Ying-jeou, ha cumplido ocho años en el poder y no puede postularse para un tercer período.
Haciendo la tarea más fácil para Tsai, su partido ganó 68 escaños en la legislatura nacional de 113 bancas que ha sido dominado tradicionalmente por los nacionalistas, quienes ganaron 36. El resto quedó en manos de los independientes y partidos más pequeños.
Ilustrando el alcance de su derrota, los nacionalistas habían ganado 64 escaños hace cuatro años. La nueva legislatura se reunirá el mes próximo, mientras que Tsai deberá rendir juramento en mayo.
"Taiwán y China necesitan tomar algo de distancia", dijo Willie Yao, un ingeniero en informática que votó en Taipéi por Tsai. "El cambio de presidente significará que todavía los taiwaneses tomarán la decisión".
La victoria de Tsai introdujo nueva incertidumbre en la complicada relación entre Taiwán y China continental, la cual reclama que la isla es parte de su territorio y amenaza con utilizar la fuerza si ésta declara su independencia de manera formal.
Tsai prometió mantener el estatus quo de independencia de facto de la isla de 23 millones de habitantes.
Beijing ha convertido eso en su línea de base para continuar negociaciones que han producido una serie de pactos en comercio y transporte. Los observadores dicen que es probable que China se mantenga observando la presidencia de Tsai, pero que podría utilizar la presión diplomática y económica si ve que se aleja demasiado de su visión de unificación.
Taiwán fue colonia japonesa de 1885 a 1945 y se separó de nuevo de China en medio de la guerra civil en 1949.
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