La tensión entre Rusia y Ucrania se intensificó al declarar el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, la ley marcial en el país y denunciar que el Kremlin busca interferir en las elecciones presidenciales y parlamentarias que se celebrarán el próximo año, luego de que las tropas rusa detuvieran a tres barcos de la Armada Ucraniana, así como a 23 marinos, en el estrecho de Kerch, en el Mar de Azov.
El Parlamento votó para aprobar la medida y el mandatario firmó el proyecto de ley marcial, por 60 días, lo que permite movilizar a las tropas, preparar la defensa aérea y reforzar las medidas contra el terrorismo.
Poroshenko dijo que era necesario por "la seria amenaza de una operación terrestre contra Ucrania". Sin embargo, aclaró que dicha ley "no significa declarar la guerra y tiene como único fin la defensas de Ucrania por la creciente agresión de Rusia".
Alertó también que "el próximo año tenemos elecciones en Ucrania: presidenciales y legislativas. Y es importante que no dejemos que el Kremlin influya en esos comicios".
En una sesión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la embajadora de Estados Unidos, Nikki Haley, acusó a Moscú de realizar una "violación intolerable" de la soberanía de Ucrania, por el ataque a su armada.
El embajador de Ucrania, Volodymyr Yelchenko, demandó a Rusia la devolución de las embarcaciones retenidas y la liberación de los marinos. Además pidió a la ONU imponer nuevas sanciones a Moscú.
En respuesta, el embajador ruso, Dmitry Polyanskiy, dijo que los barcos ucranianos entraron en las aguas territoriales rusas, en lo que fue una clara provocación de Poroshenko y sus partidarios occidentales ante su baja popularidad en el período previo a las elecciones.
En tanto, la Organización del Tratado del Atlántico Norte calificó de "injustificado" el uso de la fuerza militar rusa en el Mar de Azov.