Según un estudio publicado por el Fondo Monetario Internacional, los activistas climáticos harían mejor en tratar de salvar a las ballenas en lugar de plantar árboles, si tuvieran que elegir entre esas opciones.
En el mundo animal, las ballenas son los titanes de la captura del carbono, ya que absorben un promedio de 33 toneladas de CO2 cada una a lo largo de su vida antes de que sus cadáveres se hundan en el fondo del océano y permanezcan allí durante siglos, según un artículo en la edición de diciembre de la revista Finance & Development del FMI. Un árbol, por el contrario, no absorbe más de 21.77 kilos de gas al año.
Esa diferencia provocó que Ralph Chami y Sena Oztosun del Instituto de Desarrollo de Capacidades del FMI, y dos profesores, Thomas Cosimano y Connel Fullenkamp, argumentaran que apoyar los esfuerzos internacionales para restaurar las poblaciones de ballenas, diezmadas a 1.3 millones por años de caza industrializada, "podría conducir a un avance en la lucha contra el cambio climático".
"La coordinación en torno a la economía de la protección de las ballenas debe convertirse en prioridad de la agenda climática de la comunidad global", escribieron. "Dado que el rol de las ballenas es insustituible en la mitigación y el desarrollo de la resiliencia al cambio climático, su supervivencia debe integrarse en los objetivos de los 190 países que en 2015 firmaron el Acuerdo de París para combatir el riesgo climático".
Además de capturar cantidades significativas de CO2, las ballenas también apoyan la producción de fitoplancton, que aporta al menos 50 por ciento de todo el oxígeno a la atmósfera de la Tierra y captura tanto CO2 como 1.7 billones de árboles, o cuatro bosques amazónicos.
Según el estudio, aumentar la productividad del fitoplancton en solo 1 por ciento tendría el mismo efecto que la aparición repentina de 2 mil millones de árboles adultos.
Proteger a las ballenas y aumentar su número tiene un costo. Los autores estiman el valor de un animal en más de 2 millones de dólares, teniendo en cuenta el valor del carbono capturado durante la vida de la ballena, así como otras contribuciones económicas, como la mejora de la pesca y el ecoturismo.
Los investigadores argumentan que si se permitiera que la población de ballenas creciera a alrededor de 4 a 5 millones —el total antes de la era de la caza de ballenas, con la eventual captura de mil 700 millones de toneladas de CO2 anualmente—, representaría aproximadamente 13 dólares por persona al año en subsidios.
Las instituciones financieras internacionales estarían "perfectamente adaptadas para asesorar, monitorear y coordinar" acciones de países individuales, dijeron los autores.