CARACAS.- Ayer Venezuela conmemoró 59 años del derrocamiento del último dictador militar que asumió el gobierno de ese país: Marcos Pérez Jiménez. Tanto el gobierno como la oposición aprovecharon la fecha para medir fuerzas en la calle con la convocatoria de sus simpatizantes, pero la ausencia de manifestantes marcó la diferencia.
La marcha opositora no estuvo tan nutrida como las previas a la solicitud de referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, hecho que fue interpretado por analistas como Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, como "una pérdida de su motivación, esperanza de cambio inminente y unidad de liderazgo".
La oposición, liderada por los diputados de la Asamblea Nacional, entregó un documento al Consejo Nacional Electoral en el que exigen la publicación del cronograma para las elecciones de gobernadores de todo el país.
"Solo con la fuerza del pueblo en las calles es que podemos presionar para que en Venezuela gobierne el voto, la gente, la Constitución y la justicia", señaló el presidente del Parlamento, Julio Borges.
El líder opositor Leopoldo López también se pronunció desde la cárcel donde está desde febrero de 2014: "Esta lucha no es de la MUD vs el gobierno, es de una sociedad que quiere ser libre vs una dictadura", expresó en su cuenta de Twitter. El gobernador Henrique Capriles Radonski anunció que la marcha de este 23 de enero será la última en convocarse de manera convencional. Las próximas actividades serán por sorpresa, advirtió.
El gobierno, por su parte, realizó un acto para el traslado de Fabricio Ojeda, un líder guerrillero de los años 60, al Panteón Nacional donde reposan los restos de los principales próceres venezolanos. El acto estuvo acompañado por simpatizantes del gobierno de Nicolás Maduro.