Los disturbios que han sacudido a Chile en los últimos meses en medio de demandas de mejoras sociales alcanzaron al Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, donde las autoridades locales reclamaron este lunes al gobierno tomar medidas para garantizar la seguridad de uno de los principales certámenes musicales de la región.
El tradicional acto de apertura del festival la noche del domingo no se realizó luego de que manifestantes se enfrentaran con la policía y provocaran destrozos en el balneario chileno, aunque al final las actividades se iniciaron después con la presencia de varias figuras internacionales, como los cantantes puertorriqueños Ricky Martin y Pedro Capó.
Desde el escenario, el mismo Ricky Martin pidió a los chilenos mantener sus exigencias por una mejor situación social en el país.
La alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginato, calificó de "delincuentes" a los manifestantes y pidió este lunes al presidente Sebastián Piñera tomar las medidas necesarias.
La municipalidad de este balneario ubicado a 120 kilómetros al noroeste de Santiago, junto a dos televisoras locales, son los organizadores del evento de seis jornadas que cada noche reúne a unas 15 mil personas en el anfiteatro al aire libre de la Quinta Vergara.
Piñera regresó este lunes de sus vacaciones y, antes del pedido de Reginato, declaró que "el país necesita con gran urgencia un acuerdo por la paz y la democracia".
Los disturbios comenzaron el domingo por la tarde en los alrededores de la Quinta Vergara, aunque finalmente el festival se desarrolló con tranquilidad. Ricky Martin y su compatriota Pedro Capó, así como el imitador chileno Stefan Kramer, conquistaron Gaviotas de Plata y de Oro, los honores del certamen que entrega a gritos el púbico.
Capó cerró este lunes por la madrugada la apertura del evento, en su 61ra edición.
Los manifestantes, muchos de ellos enmascarados, quemaron una veintena de vehículos estacionados y quebraron con piedras los vidrios de la fachada de un hotel donde estaban algunos músicos y bailarinas que participarían en la obertura del festival.
Acciones violentas de centenares de encapuchados acompañaron al estallido social del 18 de octubre pasado, que remeció Chile con protestas por el alza en la tarifa del tren subterráneo que desembocaron en multitudinarias manifestaciones con demandas de mejores pensiones, salud, educación y sueldos, rebajas en los medicamentos y en los ingresos de diputados y senadores.
"Exijan lo básico, los derechos humanos, es básico, los derechos humanos, yo estoy contigo Chile", dijo Ricky Martin, quien inauguró el festival, al recibir la Gaviota de Oro. "Con paz, pero nunca callados, exijan lo que ustedes merecen".
Los disturbios prosiguieron en el centro de la ciudad, muy cerca del recinto del festival, y mientras los conductores del certamen presentaban al intérprete de éxitos como 'Livin' la vida loca' y 'La mordidita', en el centro enmascarados saquearon, vandalizaron o dañaron 18 locales, quemaron una veintena de vehículos, atacaron el recinto de la Municipalidad y la terminal de autobuses suburbanos e hirieron a 29 policías, uno de ellos de gravedad, según las autoridades.
El espectáculo se desarrolló con normalidad en el interior de la Quinta Vergara, a pesar de un gran griterío contra Piñera en los inicios de la jornada que no fue escuchado por quienes seguían el certamen por televisión. El subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, indicó que cerca de mil personas intentaron sabotear el festival.
Las manifestaciones chilenas han disminuido notoriamente en número de participantes: de los 1.2 millones a fines de octubre, actualmente se congregan unos pocos miles en Santiago y ciudades del interior, donde el control lo tienen, viernes a viernes, numerosos encapuchados que también saquean e incendian.
En la capital, la policía no ha logrado el control de la Plaza Italia, el simbólico lugar de reunión de los manifestantes.