Los jesuitas llegaron a México en 1572, con la intención de evangelizar y educar a estados como Guanajuato, San Luis Potosí y Coahuila, para luego extenderse por las demás entidades del país.
De acuerdo con información del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), los jesuitas fundaron colegios y ciudades con la idea de convertir a los habitantes al cristianismo.
“Los que aceptaban, se unían para construir la misma misión de evangelizar, que, una vez establecida, se emprendía el viaje hacia otros lugares con el mismo propósito”, explica el ITESO.
La comunidad de los jesuitas está conformada por más de 16 mil sacerdotes, hermanos, escolásticos y novicios en todo el mundo, incluso se describen como la orden religiosa masculina más grande de la Iglesia Católica.
“Somos pastores, maestros y capellanes. También somos médicos, abogados y astrónomos, entre otras muchas funciones en la Iglesia y la sociedad”, describen.
Como miembros de una orden religiosa, los jesuitas hacen tres votos: de pobreza, de castidad y de obediencia y un cuarto voto de obediencia específicamente relacionado con la misión mundial.
En otras palabras, los jesuitas deben estar listos para aceptar cualquier misión encomendada por el Papa, un voto que es un reflejo de la dedicación más amplia a la Iglesia universal “y al bien supremo de todas las personas de todos los credos y culturas”.
En 2014, como parte de los festejos por el Bicentenario de la Restauración de la Compañía de Jesús, se inauguró el Museo del Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, Estado de México, con la exposición La construcción del México mestizo: los jesuitas, expulsión y restauración, que invitó a reflexionar sobre la importancia de la Compañía en la formación de la identidad mexicana.
Asesinan a dos jesuitas en Chihuahua
La comunidad de Jesuitas de México denunció este martes el asesinato de Javier Campo Morales y Joaquín César Mora Salazar, dos misioneros, en el templo de la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en la sierra de Chihuahua. También un civil, identificado como S.J., perdió la vida.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 18:00 horas de ayer, cuando un hombre irrumpió en el templo para refugiarse del ataque de un sicario que lo perseguía. Sin embargo, el agresor atentó contra el sujeto y contra los dos padres que estaban en el lugar que intentaron disuadirlo de disparar.
Tras cometer el crimen, el asesino con la ayuda de otros hombres se llevaron los cadáveres del lugar y por el momento se desconoce su destino.
En un mensaje de texto que llegó a los medios de comunicación, el padre Javier Ávila o “padre pato”, conocido desde hace más de tres décadas por su activismo en la región, acusó que el asesinato fue orquestado por José Noriel P.G., alias “El Chueco”, jefe de operaciones del grupo criminal ‘Los Salazares’, que son el brazo armado del cartel de Sinaloa en esa zona.
“Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas. También demandamos que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida de nuestros hermanos jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui”, indica el comunicado.