Los sicarios se han entrenado durante años, sobre todo tras el anuncio de la guerra contra el narcotráfico declarada por el expresidente Felipe Calderón, afirmó este miércoles el periodista Epigmenio Ibarra.
El martes, un hombre fue asesinado dentro de un templo jesuita en Cerocahi, Chihuahua; el sicario que lo perseguía mató también a dos sacerdotes jesuitas.
“Fíjate en la foto (del sicario) y fíjate en la edad, ¿cuándo empezó a matar? Fíjate la edad. ¿A los 20? tiene 30 ahora, tiene 10 años matando. Su vida útil como sicario será todavía de unos cinco, seis años más antes de que lo maten sus propios compañeros (...) Lo que quiero decir es que la formación de este sicariato, de este ejército, lleva años. Empiezan a matar a los 12, 14 años” de edad, explicó Ibarra en Radio Fórmula.
El columnista también puntualizó que hay una fecha clave que rompió con la estructura del crimen organizado: “Cuando Felipe Calderón nos impone la guerra, establece una mecánica donde la muerte es la única salida”.
El periodista criticó también la estrategia de seguridad del expresidente Felipe Calderón.
“Nunca sabes cómo enfrentar la posibilidad de la muerte ante un ser que lo único que sabe es matar. Esa es la profundidad de la reflexión y la rabia que siento contra Felipe Calderón, yo maldito a esos hombres que imponen la guerra en los pueblos, porque es muy fácil desde una oficina blindada mandar a otros a matar y a morir”, acusó.
Epigmenio Ibarra comentó en la entrevista que México tiene ahora un ejército de hombres jóvenes que son sicarios y están “matando porque no saben hacer otra cosa”, según él, desde el calderonismo.
“Tenemos un ejército de hombres jóvenes, que andan en los 30 años, que llevan 12 años matando y que no saben hacer otra cosa. Y a los que, fijate de lo que son capaces, matan fríamente y piden confesión a un compañero de los sacerdotes que acaba de asesinar. Tiene ese control, esa frialdad, porque no han hecho otra cosa más que matar”, aseguró Ibarra.
Asesinan a dos jesuitas y un civil en Cerocahui
El martes fueron asesinatos un civil, cuyas iniciales son S.J., y los sacerdotes Javier Campo Morales y Joaquín Mora Salazar, en el templo de la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en la sierra de Chihuahua.
Tras cometer el crimen, el asesino con la ayuda de otros hombres se llevaron los cadáveres del lugar y por el momento se desconoce su destino.
El padre Javier Ávila narró este miércoles, también en Radio Fórmula, que el sicario que perpetró el ataque estuvo todavía una hora más en el templo hablando con el sacerdote Jesús Reyes, quien también estaba en el lugar, pero no le disparó.
“El interrogante del mismo sacerdote que queda con vida es ‘¿por qué a mi no me mató?’. Ayer me hizo la narración, él estaba en medio de los dos sacerdotes cuando el delincuente, con el arma en la mano, mata a un sacerdote, luego al superior jesuita, a él también lo mata. Él (Jesús Reyes) se queda en medio y él dice: ‘Yo sigo. No sé por qué no me mató’. Se quedó en medio desconcertado. (El sicario) se puso a platicar con él, incluso me dice que se arrodilló y le pidió perdón, le pidió confesión”, contó Ávila en el medio.