Aproximadamente 3,152 kilómetros de tierra son peleados palmo a palmo por dos grupos criminales: los liderados por Rafael Caro Quintero y Los Chapitos.
La historia de enemistad de estos dos grupos ocurrió en 2013, cuando el “Narco de Narcos” ganaba su libertad a causa de un error provocado por los tribunales mexicanos. Entonces, el fundador del extinto Cártel de Guadalajara regresó a la región que un día dominó: el desierto de Sonora.
De acuerdo con el semanario local Ríodoce, Ismael “El Mayo” Zambada le ofreció protección en un pueblo alejado del narco Surutato (en Sinaloa). Pero el cobijo del líder del Cártel de Sinaloa terminó tan pronto como su poderío, así que empacó sus maletas y con una mano al frente y otra detrás llegó a El Batamote, Sonora.
La cacería de EU contra el “Narco de Narcos, lo obligó a huir de nuevo. Para regresar a ser el ‘señor’ que fue en los ochenta, Caro se quitó la mano de enfrente y luego la de atrás, y se dispuso a negociar un pedazo del pastel con sus viejos socios. Esta vez lo hizo a su modo: convocó a sus sobrinos y formó el Cártel de Caborca que actualmente mantiene una batalla con Los Chapitos, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, por el control del desierto de Sonora.
Rafael Caro Quintero, el “Narco de Narcos” fue detenido por elementos de la Marina Armada de México. El hombre, por quien la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) ofreciera una recompensa de 20 millones de dólares, ha sido detenido en Guachochi, Chihuahua.
Hace 35 años, el capo fue aprehendido por primera vez por la tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena. Como se sabe, pasó 28 años en una prisión mexicana, hasta el 8 de agosto de 2013 cuando fue liberado gracias a un amparo firmado por un Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito del Estado de Jalisco.