En Zapopan —uno de los 125 municipios que conforman Jalisco— temen que la captura de Rafael Caro Quintero, el “Narco de Narcos”, rompa su tranquilidad. Este rincón residencial alberga cinco de las propiedades del fundador del extinto Cártel de Guadalajara.
En la década de los ochenta, Caro Quintero eligió Zapopan para hacer su vida e invertir en muchos negocios, mismos que el gobierno de Estados Unidos reclama desde el pasado 15 de abril de 2021, cuando una corte del Distrito Este de Nueva York emitió una orden para el decomiso de al menos cinco bienes.
Bienes ‘manchados’ de sangre
Quien no sabe de vivir a salto de mata, piensa que hombres como Caro Quintero viven siempre en la opulencia, lujos al por mayor y comodidades plenas. Los inmuebles ubicados en la calle Sagitario 5289-8, Fraccionamiento Residencial Arboledas, propiedad del líder criminal, no tienen nada de eso. Los terrenos son más pequeños que una cancha de fútbol, grandes para los estándares actuales, pero pequeños para la fortuna de un narcotraficante como el “Narco de Narcos”. No hay muebles de madera, ni mármol. Tampoco hay alberca o jacuzzi, sala de juegos o cine.
Rafael Caro Quintero, que movía cientos de millones de pesos, según acusaciones hechas por el Gobierno de Estados Unidos, no tiene ni un ladrillo a su nombre. De acuerdo con información de la Fiscalía General de la República, los inmuebles fueron identificados a nombre de su hija, Roxana Elizabeth Caro Elenes.
El fraccionamiento Vallarta Universidad fue durante un tiempo el refugio del ‘Narco de Narcos. Un Caro Quintero ya acaudalado, gracias a los negocios del tráfico de drogas, compró la propiedad localizada en la calle Luigui Pirandello 5397.
Sin embargo, para efectos legales, la casa nunca fue de Rafael, sino de su hija, quien junto con sus hermanos también posee la propiedad en la Avenida Melchor Ocampo, Bodega 468, local 21, fraccionamiento Mercado de Abastos Norte; Mercado el Campesino. Según se lee en el documento de propiedad, la bodega está a nombre de Héctor Rafael, Roxana Elizabeth, Henoch Emilio y Mario Yibran, todos vástagos del capo.
Durante nueve años, Rafael Caro Quintero permaneció prófugo de la justicia. En 2013, un error del Tribunal Colegiado federal lo puso en libertad luego de 28 años en prisión. De inmediato, los esfuerzos por detenerlo se activaron en Estados Unidos, pues tenía pendiente un juicio en aquel país, por el asesinato del agente de la DEA, Enrique ‘Kiki’ Camarena.
Hace una semana, Caro Quintero se convirtió en la presa de más alto nivel detenida en lo que va del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Fue aprehendido por elementos de la Marina. Las mismas autoridades confirmaron que no hubo armas ni personas resguardando al capo, mucho menos seguridad detectada en el perímetro. Los ingredientes, mismos de una película de acción, hacen preguntarse: ¿lo traicionaron o lo entregaron?