El mexicano Cristóbal Miguel García Jaimes obtuvo el título de Licenciado en Física por la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, tras la realización de su examen profesional en Lausana, Suiza, sede del Gran colisionador de hadrones, considerado el acelerador de partículas más grande que existe en el mundo.
La Combi de la Ciencia. No hay lugar donde la ciencia no pueda llegar, es el nombre del proyecto con que el Miguel obtuvo su título.
“Intenté titularme con una tesis experimental referente a una anomalía en un experimento, pero estábamos en pandemia y el lugar en el Instituto de Física, donde íbamos a llevar a cabo este ensayo, no se pudo concretar; buscamos entonces una forma de tesis mucho más teórica sobre la divulgación científica en México, porque ya me requerían en Suiza, y justamente me percaté de que había otras modalidades de titulación, una de estas era el Proyecto de Apoyo a la Divulgación”, comentó Miguel en una entrevista publicada en la Gaceta de la Máxima Casa de Estudios.
Miguel es Premio Nacional de la Juventud 2014 y fue aceptado para realizar un posgrado en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza. Ahí forma parte de los científicos que construyen el futuro Colisionador Circular Lepton, que medirá 100 km de diámetro, y “será la máquina más grande que la humanidad haya construido jamás”.
“Vengo aquí a cursar el doctorado y estoy haciendo física de aceleradores de partículas. Éstas son máquinas que incrementan y apremian la energía y su velocidad, y el más grande del mundo está en el CERN (The European Organization for Nuclear Research), que tiene 27 kilómetros de circunferencia, como una gran dona; yo trabajo en el FCC, que es el Future Circular Collider, un colisionador circular de 100 kilómetros, aunque ahora está en 91 mil 174 metros con 11 centímetros”, refirió García James.
Perseverancia y esfuerzo
Miguel destaca que el esfuerzo y la perseverancia son los únicos ingredientes para superarse y que si no se logra avanzar en la vida, es solo por el propio miedo.
“Nos detienen nuestros propios miedos, nuestros propios pensamientos, y es un fenómeno que he visto muy de cerca. Tenemos que ser cada vez más. No se cierren a la Facultad, hay un mundo afuera. La verdad es que no soy genio, ni superdotado, ni hay nada extraordinario, más que el esfuerzo y la perseverancia: caminar, caminar, caminar y ver después como está el surco. Para que no me agüite, porque a veces tenemos miedo, hay capital humano; ser guerrerense me ha ayudado mucho, porque ahí nos la rifamos día a día, y acá no es diferente. Atrás ni para agarrar vuelo”.