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¿Es la ‘nueva normalidad’ del narco en México atacar a civiles e incendiar empresas?

Nuestro país está siendo escenario de una lucha entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, según expertos.

Tras las olas de violencia, EU recomendó a sus ciudadanos no viajar a 6 entidades (Fotógrafo Especial/Cuartoscuro)

La reciente violencia de los cárteles en México es extrema, entre las peores que ha sufrido el país: en una ciudad tras otra, principalmente a lo largo de la frontera con EU, los cárteles de la droga rivales se amotinan, incendian autos y tiendas, disparan y matan a transeúntes inocentes, incluido al menos un niño.

Las causas son muchas, así como el temor de que el Gobierno sea incapaz de controlar una ola mortal de caos que se convierta en ‘la nueva normalidad’.

El último estallido de violencia se vivió el jueves por la noche, cuando elementos armados de una banda incendiaron automóviles al azar en Colima en respuesta al arresto de ‘La Vaca’, su líder. La semana pasada, narcos del Cártel Jalisco Nueva Generación incendiaron 25 tiendas de conveniencia Oxxo en el centro de México luego de otros arrestos.

Eso desencadenó disturbios en otros tres estados. La espiral de violencia en la ciudad fronteriza de Juárez llevó a bandas de narcotraficantes a disparar y matar a nueve transeúntes, incluidos cuatro periodistas afuera de un Little Caesars y un niño en una tienda de conveniencia.

Piezas en un ‘ajedrez de la muerte’

La dinámica es compleja: México ha estado incautando grandes cantidades de fentanilo, la droga letal y lucrativa que ha enfrentado a una pandilla contra otra. La mayor parte del narcótico sintético se introduce de contrabando en EU y en julio las autoridades anunciaron una incautación récord de 815 mil pastillas.

Este negocio, según los expertos, es mala para la inversión legítima, especialmente a lo largo del corredor de manufacturas en la frontera. Y algunos dicen que no ayuda lo cambiante de las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador. Si bien el mandatario defiende la postura de ‘abrazos, no balazos’, ha habido una mayor represión contra las bandas delictivas.


“Esto definitivamente hace que la gente tenga miedo y hace que las personas reconsideren su inversión”, dijo Tony Payan, director del Centro de México en el Instituto Baker de la Universidad Rice en Houston. “Deberíamos esperar estallidos continuos y peleas locales y un ambiente generalizado de violencia, crimen y terror en el futuro previsible”.

La lucha actual es consecuencia del arresto y la extradición a EU de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, quien dominó el narcotráfico de México durante años, mientras una generación más joven de grupos de narcotraficantes altamente armados y descarados compite por el vacío de control dejado por el sinaloense.

“Son jóvenes y con muchos más recursos, y mucho más dispuestos a usar la violencia de la manera que les parezca”, advirtió Carlos Rodríguez Ulloa, consultor de seguridad y miembro de un colectivo de analistas internacionales con sede en México conocido como Casede. “Remover a los líderes criminales sin afectar a sus redes solo genera más violencia”.

El CJNG, que fue pionero en los ataques contra civiles en los últimos años e instigó varios de los disturbios recientes, está luchando contra la impetuosa generación más joven del Cártel de Sinaloa de ‘El Chapo’ por el control de la zona fronteriza.

‘El Culiacanazo’

El hijo de Guzmán, Ovidio, fue capturado y luego liberado por las fuerzas de seguridad en 2019 después de que su cártel sembró el caos en Culiacán. La fallida operación militar enseñó a los narcos a apuntar con sus armas a los civiles para salirse con la suya, dijo Rodríguez Ulloa.

López Obrador ha estado a la defensiva de las acciones de su gobierno y negó cualquier pérdida de gobernabilidad por los disturbios. Envió más tropas a estados violentos y ha dicho que no ve que los militares regresen pronto a sus cuarteles, como había prometido originalmente.

Los cárteles de la droga en guerra han devastado México durante más de 15 años, en ocasiones dirigiendo su potencia de fuego contra civiles, como lanzar granadas a una multitud en 2008 e incendiar un casino que mató a 52 personas en 2011, pero la ola actual de ataques callejeros en varias ciudades grandes parece no tener precedentes.

El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, advirtió esta semana que la violencia afectaría la inversión. Ya en Tijuana, donde los secuestros de vehículos de la semana pasada entorpecieron el tráfico y bloquearon temporalmente el acceso a uno de los cruces fronterizos más concurridos del mundo, un periódico local informó que el turismo médico transfronterizo se redujo en 90 por ciento inmediatamente después de los ataques.

Payan, de la Universidad de Rice, dijo que una empresa con operaciones en todo México para la que trabaja como consultor decidió cancelar sus planes de expansión, citando la seguridad como un factor clave.

“Con la inseguridad se enfrían las inversiones de EU y otros países en México”, dijo Salazar en una conferencia de prensa en la Ciudad de México el jueves. “Esto va en contra de lo que debería estar sucediendo bajo el ‘sueño’ del T-MEC. Debería haber más inversión, pero la inseguridad es un factor importante para las empresas”.

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