México enfrenta sanciones de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés), por no hacer lo suficiente para proteger a la vaquita marina, el mamífero marino en mayor peligro de extinción en el mundo.
Las sanciones aún no se anuncian, pero podrían dificultarle al país exportar algunos productos regulados de animales y plantas como las pieles de cocodrilo o de víbora, las orquídeas y los cactus. Especies comerciales de mariscos como el camarón no se verían afectadas, pero el fallo sienta un precedente y algunos grupos están ejerciendo presión para que se apliquen prohibiciones a la importación de mariscos.
“Aunque a nadie le gustan las sanciones que generen dolor económico, todas las otras iniciativas para impulsar a México a que salve a la vaquita han fracasado”, dijo Sarah Uhlemann, directora de programas internacionales en el Centro para la Biodiversidad Biológica. “Esperamos que estas medidas enérgicas hagan que el gobierno mexicano despierte”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México indicó en un comunicado que la CITES “no considera adecuado” el plan mexicano para proteger a esta marsopa, y señaló que la resolución completa “será dada a conocer oficialmente la siguiente semana”.
La secretaría consideró que la resolución representa “un trato inequitativo hacia nuestro país al no tomar en cuenta el esfuerzo exhaustivo y las múltiples acciones que se han realizado”.
Según diversos estudios, podrían quedar solamente ocho vaquitas en el Golfo de California (al que también se le llama Mar de Cortés), el único sitio del planeta donde viven. Suelen enredarse en las llamadas redes agalleras de pesca, lo que provoca que se ahoguen.
Recientemente México presentó un plan de protección revisado a la CITES, después de que esa convención rechazó una versión previa. El plan del país latinoamericano señala que una de sus principales prioridades es establecer técnicas alternativas de pesca que no incluyan esas redes. Sin embargo, en la realidad las medidas gubernamentales para proteger a la marsopa han sido irregulares, en el mejor de los casos, y con frecuencia enfrentan oposición violenta por parte de los pescadores locales.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha negado en gran medida a gastar dinero para compensar a los pescadores con el fin de que se mantengan fuera del refugio de las vaquitas y dejen de utilizar redes agalleras. Las redes son colocadas ilegalmente para capturar totoaba, un pez cuyas vejigas natatorias son consideradas un platillo exquisito en China y valen miles de dólares la libra (0.45 kilogramos).
El gobierno también ha hundido bloques de concreto con ganchos para que arrastren consigo las redes ilegales en la última zona del Golfo de California en la que se han visto vaquitas.
El grupo activista Sea Shepherd, que se ha unido a la Armada mexicana en patrullajes para desalentar a los pescadores y ayudar a destruir las redes agalleras, dice que las medidas han reducido exitosamente la pesca con dichas redes. Pero con la cantidad tan pequeña de vaquitas que aún viven, eso podría ser insuficiente.
Además, algunos expertos consideran que el gobierno mexicano no ha erogado el dinero necesario para entrenar y compensar a los pescadores por utilizar técnicas alternas de pesca, tales como redes o sedales en los que no se queden atrapadas las vaquitas.
El gobierno mexicano prohibió el uso de redes agalleras en el área en 2017, bajo el entendido de que proporcionaría pagos de apoyo y entrenamiento para el uso de métodos de pesca menos peligrosos.
La CITES, firmada por 184 países, regula el comercio y la defensa de especies protegidas.