Una serie de irregularidades en el Centro Temporal de Detención del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez, Chihuahua, provocó la muerte de 39 personas, una vez que se desató un incendio en el lugar.
Viangly Infante Padrón, una migrante venezolana, le dijo a la agencia de noticias AP que sólo los guardias tenían las llaves, por lo que únicamente ellos podrían haber dejado salir a las personas que se encontraban dentro de las celdas.
“Había humo por todas partes. Dejaron salir a las mujeres y a los empleados de inmigración”, explicó Infante Padrón. “A los hombres nunca los sacaron hasta que llegaron los bomberos”, contó.
La venezolana dijo a la agencia que vio a los agentes de inmigración salir corriendo del edificio cuando inició el incendio el lunes pasado. Después también vería cómo sacaron los cuerpos de migrantes envueltos en mantas de emergencia.
Aún no se sabe quién dio la orden de dejar encerrados a los recluidos. Sin embargo, el Diario de Juárez expuso que el abogado especialista en temas migratorios Jorge Vázquez Campbell señaló al contraalmirante Salvador González Guerrero, titular del INM en el estado, como el responsable de haber dado la orden.
El candado en la puerta no fue el único problema al que se enfrentaban las personas ahí recluidas. Las autoridades mexicanas han insistido en que el incendio inició porque los migrantes estaban protestando por no querer ser deportados.
Otras versiones han señalado que, en realidad, reclamaban la falta de agua potable. Al respecto, el diario La Verdad Juárez señaló que, “alrededor de las 21:00 horas (del lunes pasado), los migrantes se empezaron a inconformar porque durante todo el día no les habían dado agua para beber y tenían sed”.
El lugar se encontraba lleno después de que se llevaran a cabo redadas para detener a los migrantes, como han señalado activistas pro-migrantes e integrantes de la Pastoral de Movilidad de la Diócesis de Ciudad Juárez.
‘Estar ahí es como la cárcel’
Antony González, migrante venezolano que hace unos días estuvo durante una semana en la estancia migratoria provisional de Lerdo, en entrevista con la cadena Telemundo, señaló que “estar ahí es totalmente como estar en una cárcel. Ustedes al ingresar les quitan todo, desde reloj y pulseras hasta la ropa, los desnudan”.
“A mí me tuvieron dos horas en un cuarto donde había 500… 600 personas que ya tenían de tres a cinco días encerrados ahí”, señaló.
-¿Cómo es que pudieron haber comenzado el incendio si les quitan todo? –preguntó el reportero.
-La verdad es que no entiendo eso, porque yo estuve ahí y, repito, a uno lo desnudan todo, le quitan hasta lo más mínimo que traiga encima –respondió.
Vivir ahí “es una locura, yo estuve ahí dentro… inclusive venden hasta cigarros ahí dentro, es como una cárcel, yo estuve ahí y eso es una cárcel”.
Un centro de detención de este tipo sí sería legal. Sin embargo, las condiciones en las que se dice que se encontraban los migrantes no, señaló en entrevista el académico Francisco Burgoa.
El constitucionalista de la UNAM le dijo a El Financiero que es necesario investigar el trato que estaban recibiendo estas personas mientras se encontraban recluidas.
“El punto es saber exactamente cuáles son las condiciones físicas de esa estación migratoria, y valdría la pena una investigación sobre las condiciones de los migrantes en las otras sedes que hay en el país”, puntualizó Burgoa.