“Mi casa no se puede habitar, al volarse el techo se mojó todo y se convirtió en una alberca, se mojaron los muebles, la ropa, todo, todo se mojó”, dice Rosario Ramírez, con la voz entrecortada.
Ella y Ana María Paredes viven en la colonia Y griega. Por fortuna, el primer nivel de esa vivienda está a salvo, pero no tienen manera de comprar despensa, pues la gente saqueó las tiendas.
Lamentan que las autoridades no han recorrido esa zona. “Estamos abandonados, estamos llenos de escombros, de basura, el contenedor ya acumula casi una cuadra de desechos, árboles, láminas”, comentan.
“Se escuchaba muy feo y las columnas de la casa se movían, la ventana de mi cuarto se salió, se voló y además sentíamos mucha angustia”, recuerda Ana María.
Piden a las autoridades “que tengan compasión de todos los afectados, Acapulco no sólo es la zona turística, Acapulco existe y estamos muchos aquí con mucha angustia, que abran los ojos y vengan a las colonias populares”.
Sol Vázquez y Wendy Manrique, vecinas de la colonia Alta Progreso, cuentan cómo la fuerza de Otis es lo peor que han vivido. “Nos espantamos demasiado, nadie durmió y los edificios se movían como si fuera un sismo, se hacían de lado, se rompieron ventanas, se metió mucha agua, todo se mojó y las viviendas se inundaron de manera terrible”.
Coincidieron en que en las colonias populares “no nos han apoyado con nada, no se han venido a parar y sí necesitamos ayuda”.
En un recorrido de El Financiero por el puerto de Acapulco se pudo observar a familias enteras saqueando los centros comerciales y los negocios que estaban a su paso.
Se llevaban comida y agua, pero también pantallas, refrigeradores, motocicletas, juguetes, entre otros productos. Un hombre dijo molesto: “De todos modos el gobierno no nos va a dar nada, ya no hay Fonden, nadie me va a dar para comprarme otra cama o una estufa”.