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Entre montones de basura, damnificados reprochan la ausencia de autoridades

Habitantes de Acapulco reprocharon que no han recibido ni una botella de agua por parte de las autoridades.

“Les quedó grande el paquete, no han sabido atender la emergencia. Yo me pregunto dónde está la autoridad”, acusó Evodio Velázquez [Fotografía. Rogelio Morales Ponce/Cuartoscuro]

Desesperados por falta de agua, comida y servicios, entre ellos el de recolección de basura, habitantes de diversas colonias de Acapulco reprocharon que, a cinco días de que el huracán Otis dejó en ruinas el puerto, persiste la falta de alguna autoridad que los ayude.

“En 2010 nos inundamos y sí nos fueron a sacar los marinos y el Ejército. (Enrique) Peña Nieto vino a enlodarse los pies y a darnos despensas. Ahí sí, yo les di las gracias, y hoy (el presidente Andres Manuel), López Obrador, ¿dónde está?”, dijo Norma de la Cruz, de 55 años.

“Les quedó grande el paquete, no han sabido atender la emergencia. Yo me pregunto dónde está la autoridad”, acusó Evodio Velázquez, representante de los comerciantes de artesanías del mercado de la Diana, entrevistado por El Financiero.

La gente reprocha al Presidente, a la gobernadora Evelyn Salgado y a la alcaldesa Abelina López el que ni una botella de agua les hayan llevado en este momento, y que dejen que su colonia se hunda en la basura.


“Yo tengo un adulto mayor en casa y ya está enfermo del estómago porque estamos insalubres, no tenemos agua, no hay nada”, dijo una de las habitantes del fraccionamiento Princess del Marqués, en la colonia Colosio, una de las más pobladas y populares del puerto de Acapulco.

Ahí, niños, adultos y ancianos se han tenido que acostumbrar a caminar entre basura y olores fétidos.

La avenida Simón Bolívar, una de las que atraviesa la colonia, y todas las que convergen en ella, tienen montones de bolsas negras llenas de desperdicios, que se pierden entre las ramas y escombros de casas.

Se trata de una escena que se replica en casi todas las colonias del puerto, como Costa Azul, Magallanes e, incluso, la Costera Miguel Alemán, donde sus banquetas están repletas de basura y escombros.

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