Llegar a la escuela, entrar al salón de clases, pasar lista de asistencia es una rutina diaria para la mayor parte de las infancias y adolescencias en México. Para niños, niñas y jóvenes de la diversidad sexual, esta rutina puede pasar muchas veces por actos de discriminación.
Tanto las infancias trans como las no binarias viven cada día las consecuencias de la falta de un protocolo de atención y reconocimiento en las escuelas de la Ciudad de México, al igual que en otros estados de la República.
Este año, las organizaciones de familias de niñas, niños y adolescentes transgénero en la Ciudad de México han impulsado una lucha por el reconocimiento de la identidad de sus hijas e hijos en las escuelas de educación pública y privada con el lema “Mi derecho a la educación”.
Personal docente nos confirma que siempre ha habido #InfanciasTrans en las aulas, pero que no saben cómo ayudarlas para que las demás estudiantes las respeten.
— INFANCIAS TRANS* 🏳️⚧️ (@InfanciasTrans) October 29, 2023
Por eso hoy #29Oct #DíaDeLasInfanciasTrans pedimos a la @SEP_mx que ayude a su personal. #MiDerechoALaEducación pic.twitter.com/5sEC0gTiFn
¿Cuáles son las acciones que piden las familias de infancias trans en México?
Madres y padres de la Red de Familias Trans, la organización Transfamilias MX y la Asociación por las Infancias Transgénero han pedido que sus hijos e hijas puedan acceder a las escuelas sin sufrir discriminación.
Denuncian que algunas escuelas se les ha negado u obstaculizado la inscripción señalando que no tienen “instalaciones necesarias para atenderles”. Pero la presencia de personas trans en las escuelas no requiere la construcción de aulas especiales. En todo caso, las familias han pedido que se les permita hacer uso de instalaciones sanitarias acorde a su género.
Señalan que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no tiene lineamientos claros para orientar a las familias con hijas e hijos trans sobre los pasos a seguir para la corrección de datos personales en los documentos escolares de sus hijos e hijas una vez que han modificado sus actas de nacimiento y piden que la autoridad educativa apruebe un protocolo que facilite el reconocimiento e integración a una vida escolar libre de discriminación.
Tania Morales, fundadora de la Asociación por las Infancias Transgénero, explica que con frecuencia, las autoridades escolares tienen preguntas y dudas sobre cómo hacer el proceso de cambio de nombre en documentos escolares oficiales.
En otros casos, se oponen a reconocerles.
“Tenemos dos tipos de casos: las escuelas que quieren ayudar pero no saben cómo protegerse legalmente para ayudar o acompañar a las personas trans; y están las escuelas que son dirigidas por personas que excluyen a personas trans y realmente no quieren integrar en su escuela a personas trans”, apunta Morales.
El “Protocolo de actuación para espacios escolares en caso de infancias y adolescencias trans y no binarias”, elaborado por Infancias Trans, busca orientar la actuación de autoridades educativas y promover una convivencia respetuosa con las personas de la diversidad.
Es un documento gratuito que se puede descargar en línea en la página de esta organización y busca servir de apoyo a las infancias y sus familias.
“Lo ideal sería que la sociedad civil no tuviera que hacer este trabajo, todo esto lo hacemos de manera gratuita, no cobramos absolutamente nada, pero no tenemos la cantidad de personal suficiente para todas las escuelas del país. Lo ideal sería que la SEP a nivel federal enviara una circular a todas las escuelas, con acciones afirmativas que deben tener las escuelas públicas y privadas, eso dejaría libres de indefensión a las familias y a las infancias trans”, señala Tania.
Estas son algunas de las sugerencias que contempla el Protocolo:
- Que las autoridades escolares y personal docente que respeten el nombre y género de la persona menor de edad, independientemente de si su acta de nacimiento vigente está actualizada o no conforme su identidad.
- Que se respete el nombre elegido de la persona en el trato diario, en el pase de lista, en credenciales y exámenes aún cuando no se haya hecho el cambio oficial de nombre y género en los documentos de identidad, incluso cuando se use el nombre primigenio del acta vigente en trámites administrativos oficiales (como las boletas y el registro ante la SEP).
- Que el personal de psicopedagogía comunique a compañeras y compañeros de clase qué es una persona trans o no binaria, y cómo pueden referirse a la persona en cuestión con su nombre elegido y género percibido.
- Que la autoridad escolar reciba las actas de nacimiento rectificadas para hacer los cambios necesarios en los documentos escolares oficiales de la infancia o adolescencia trans o no binaria.
- Que las escuelas permitan que alumnas y alumnos puedan usar el uniforme que prefieran, el cual les provea de mayor seguridad, lo cual aplica también para la ropa que se usa en clases deportivas o culturales.
- Que sean atendidas de manera inmediata las denuncias por acoso escolar (bullying) señaladas por niñas, niños y adolescentes trans en los espacios escolares.
- Que pueda darse una capacitación sobre identidad de género con enfoque de derechos humanos para el personal administrativo, docente, directivo y a las personas que colaboran en la escuela.
Además, la Asociación por las Infancias Transgénero ofrece acompañamiento a familias que piden su apoyo para dar talleres de sensibilización en temas de identidad de género en algunas escuelas.
Adri Percastegui, educadora y coordinadora de salud y educación en esta asociación, cuenta que cada mes reciben al menos dos o tres casos donde hay complicaciones para la aceptación de niñas y niños trans en espacios escolares, por distintos motivos.
Cuando una familia solicita apoyo por una situación de discriminación o violencia por género, la asociación brinda acompañamiento y orientación legal.
“Lo que hacemos, el primer contacto con la escuela es hacer una observación, decirles: ‘oye, incurriste en estas faltas, esto es lo que puedes hacer’. Les ofrecemos que nosotros como asociación civil sin fines de lucro podemos ayudar en dar una charla informativa, otra sensitiva y otra de capacitación, sobre el uso de pronombres y nombre elegido de una infancia, por ejemplo”.
A lo largo de sus años de acompañamiento, la asociación se ha encontrado con maestras, maestros y directivos que se niegan a nombrar a una persona trans con su nombre elegido hasta que no haya documentos corregidos.
Sin embargo, no todas las niñas y niños pueden corregir sus actas. En 2021, el gobierno de la Ciudad de México publicó por decreto la Ley para el Reconocimiento y la Atención de las Personas LGBTTTI de la Ciudad de México, pero aún falta que el Congreso de la ciudad emita la legislación correspondiente. Esto causa preocupación pues el decreto puede ser derogado por otros gobiernos y las adolescencias trans no podrían seguir haciendo este trámite si eso sucediera.
Mientras tanto, la modificación permite que adolescentes de 12 años en adelante puedan hacer este trámite administrativo de corrección de acta por identidad de género.
Las infancias trans menores de 12 años solo pueden modificar sus documentos de identidad en Jalisco y Oaxaca, donde no hay restricciones de edad para hacer estos cambios.
Además, no es raro que en las escuelas se ponga en duda la autenticidad de las actas de nacimiento emitidas en estas entidades.
“Pero las problemáticas más grandes son la oposición de otras madres y padres de familia de compañeras y compañeros de las infancias trans (...) Y lo más alarmante es el uso de los baños, o el uso de vestidores cuando hay actividades como la natación o los deportes, donde tienen que usar uniformes, baños o incluso regaderas”, apunta Adri.
¿Qué dice la SEP al respecto de la protección de las infancias trans en las escuelas?
En la Ciudad de México, la entidad encargada de revisar los temas relacionados con la educación es la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México (AEFCM).
En una solicitud de información vía Transparencia, esta autoridad explica que sí existen protocolos para proteger a las niñas y los niños que forman parte de la comunidad escolar, bajo perspectiva de género y con respeto a sus derechos humanos.
“Sin embargo, este Órgano Administrativo Desconcentrado no cuenta con algún protocolo específico para tratar los casos de infancias y adolescentes trans. Ahora bien, los protocolos con los que cuenta la AEFCM, tienen como premisa el reconocer a todo el alumnado como parte esencial del proceso educativo para lograr una educación de excelencia, buscando eliminar las barreras para el acceso, la participación, la permanencia, egreso y aprendizaje, con respeto a su contexto social y cultural”.
La Autoridad Educativa de la Ciudad de México reporta que un total de 92 niñas, niños, niñes y adolescentes transgénero han solicitado corregir sus documentos escolares desde 2021. El número ha ido al alza en los años 2021, 2022 y 2023. Además, esa dependencia destaca que entre 2020 y 2023, sólo se ha emitido una queja en la que los padres de familia consideraron que era discriminatorio que una persona menor no pudiera utilizar el sanitario de acuerdo al género con el que se identifica.
La autoridad educativa de la CDMX también explica que, luego de que las niñas, niños o niñes trans hacen cambios en sus actas de nacimiento para modificar sus nombres y hacer constar el género elegido, es el Registro Civil el encargado de reservar el acta primigenia de las personas.
Y cita el artículo sexto de los “Lineamientos para garantizar los Derechos Humanos en el Procedimiento Administrativo de Reconocimiento de Identidad de Género en la Ciudad de México de las personas adolescentes”, un documento emitido por el Gobierno capitalino en agosto de 2021. Este indica:
SEXTO. Una vez realizado el trámite, la Dirección General del Registro Civil enviará los oficios con información, en calidad de reservada, entre otras, a las siguientes dependencias: Secretaría de Gobernación, Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Salud y Secretaría de Relaciones Exteriores, para los efectos legales procedentes.
La AEFCM añade:
“Es de observarse que, una vez realizado el trámite administrativo de reconocimiento de identidad de género, la Secretaría llevará a cabo todas las acciones necesarias a efecto de registrar la resolución y actualización de los documentos del o la menor”.
Esto quiere decir que la SEP sí tiene la tarea de actualizar los datos personales de niñas, niños y adolescentes trans que modifican sus actas de nacimiento.
El problema con las escuelas privadas
Tania Morales considera que los casos más complicados son aquellos donde las familias presionan a las directivas de escuelas privadas para impedir la permanencia de una niña o niño trans.
“La escuela pública sabe perfectamente que no puede aceptar esa presión, y que además es su obligación reconocer la identidad de género, sin embargo, en las escuelas privadas muchas veces la presión de las familias puede ser importante, porque si un grupo de 10 familias llega y dice ‘vamos a sacar a nuestras hijas e hijos si tú insistes en reconocer a esta persona’, muchas veces los colegios que son parte de un negocio, prefieren perder a una persona que a 10″.
En estos casos, la asociación recomienda buscar una nueva escuela que sí pueda fungir como espacio seguro.
El derecho de les niñes a estudiar: la visión de REDIM
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolecentes garantiza el respeto al derecho a la vida, a la paz, al desarrollo, a la identidad, la igualdad sustantiva, a la no discriminación y a la vida libre de violencia para las infancias y adolescencias en México.
Indica que las niñas, niños y adolescentes “tienen derecho a no ser sujetos de discriminación alguna ni de limitación o restricción de sus derechos, en razón de, entre otras cosas, su género y preferencia sexual (LGDNNA, Art. 39)”, apunta la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
Tania Ramírez, directora de esta red, señala que negar el acceso a la educación por cualquier circunstancia implica un acto de discriminación. Y recuerda que debe priorizarse el interés superior de la niñez, que es un principio instaurado en el Artículo 4 constitucional el cual demanda que en toda situación en la que estén involucrados los niños, niñas y adolescentes, se priorice la protección a ellas y ellos y se privilegien sus derechos, de acuerdo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
“Las políticas educativas también están obligadas a ceñirse al interés superior de la niñez. Y por supuesto que dejar a un niño, niña o niñe fuera de la escuela, no es en el mejor beneficio de la niñez. Estas prácticas que prohiben, obstaculizan o detienen el ingreso, la permanencia y el adecuado egreso de niñas y niños del sistema educativo representan una afectación al derecho a la no discriminación”, apunta.
Ramírez destaca que los estándares y leyes que protegen el derecho de las infancias implican también hacer adecuaciones en los espacios escolares, como permitir el uso de baños según el género sentido o habilitar el uso de un baño escolar conforme la necesidad de sus estudiantes.
“Creo que lo que nos ha hecho falta como país es generar y difundir más y mejores herramientas que le ayuden a la escuela a entender cómo sí pueden, y que entonces no emitan negativas a priori pensando que no pueden adecuar y transformar sus entornos, sus políticas o sus reglamentos. E incluso el hecho que piensen que no pueden, no es razón suficiente para que no lo hagan; es decir, no hay reglamento escolar que esté por encima de la Constitución, no hay reglamento escolar que esté por encima de la Ley de Derechos que protege a las infancias”, señala.
REDIM también considera necesario que las autoridades educativas federales generen un protocolo escolar que contemple a las infancias y adolescencias trans, dando prioridad a las exigencias de las y los menores.
“Reconocerles a ellas, a ellos y a ellas como titulares de derecho también tiene que ver con que su voz y sus propuestas sean escuchadas e incorporadas”, afirma Ramírez.
Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina. Con la edición de Alma Delia Fuentes.