Por muchos años, Sailor Moon se ha convertido en una de las caricaturas favoritas de algunas personas y, más allá de la historia, ha recibido algunas críticas por la representación de sus personajes, donde algunos han sido catalogados como LGBT+.
Ante ello, Daniel Eugenio Salinas Lara decidió emprender una investigación y realizar una tesis para analizar los procesos de subjetividad y formación de identidad de hombres gays millennials mexicanos a través del consumo de Sailor Moon.
Para dicha investigación, publicada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Tec de Monterrey) el El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) otorgó un recurso de más de 50 mil pesos, lo que ha causado polémica por usuarios de redes sociales.
Lo de la tesis de Sailor Moon del Tec no es broma. Ya la leí y se trata de un compilado de entrevistas a 10 personas... y eso se pagó con recursos públicos del @Conahcyt_Mex
— Jorge Garcia Orozco (@jorgegogdl) August 18, 2024
El legado de Alvarez Bullya... pic.twitter.com/eOjMmWTQvF
¿Qué sabemos de la tesis ‘Sailor Moon me hizo gay’?
Para obtener su grado de maestría en Estudios Humanísticos, Salinas Lara realizó 10 entrevistas a fans de la serie, de la ciudad de Monterrey, en la que contaron sus experiencias de consumo de este anime a través del tiempo.
“Se encontró que la estética y temática femeninas que no hallaban en otras producciones contemporáneas eran parte importante del gusto por Sailor Moon, pues suscitaban disfrute o identificación por su alejamiento de la masculinidad hegemónica con la cual no se identificaban. Aunque inicialmente era una experiencia de consumo cautelosa, en la adultez se recontextualiza y reivindica el gusto por la serie como parte de la identidad gay millennial y aceptación de su feminidad gay”, detalla el análisis.
Más allá de que la serie animada posea características para hacer gay a una persona, el investigador explica la forma en la que los productos de entretenimiento contribuyen a formar la identidad de género alguien.
“Temas como la doble identidad y las expresiones de género alternativas resultaban también atractivas o interesantes para los entrevistados, un reflejo de subjetividad como hombres gays que se reconocían diferentes a los otros niños pero debían guardar las apariencias”, señala en sus conclusiones.