El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo el domingo que los datos definitivos sobre el número de muertos por COVID-19 en el país no estarán disponibles por un par de años.
La declaración del federal seguramente revivirá el debate sobre el número de víctimas de la pandemia en México, que actualmente es de 76 mil 430, el cuarto más alto del mundo.
"¿Cuándo va a estar lista la estadística final de defunciones de COVID-19? Seguramente un par de años después de este primer año de la epidemia", dijo López-Gatell, añadiendo que ese trabajo se dejará al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Las autoridades han reconocido en el pasado que la cifra oficial es significativamente menor a la real porque incluye solo a los que murieron después de dar positivo en las pruebas de detección, casi siempre en un hospital. México hace muy pocas pruebas, y mucha gente muere sin que se le haga una prueba.
Pero el gobierno mexicano ha evitado incluir en el conteo oficial a las personas que murieron en casa o que no se hicieron una prueba.
Algunas partes del país, como la Ciudad de México, han comenzado a hacer nuevos cálculos, habiendo encontrado que el "excedente de muertes" probablemente causadas por el coronavirus por lo menos duplicaba las cifras oficiales.
El asunto es significativo en México, porque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha comparado frecuentemente las tasas de mortalidad de México con las de otros países para tratar de convencer al público de que su gobierno no está haciendo un mal trabajo en el manejo de la pandemia. Sin embargo, muchos otros países han intentado ajustar las cifras oficiales para tener en cuenta las muertes excedentes que coinciden con la pandemia.
Pero López-Gatell puso en duda el domingo si la cifra era importante o si realmente podía ser medida.
Describió el número definitivo de muertes como uno de estos "detalles técnicos" y dijo que la pandemia "no se puede medir".