El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados alertó que "la persistencia de la evasión fiscal" pone en riesgo y "vulnera la estabilidad y sostenibilidad de las finanzas públicas".
En un análisis realizado por el CEFP, se indica que si bien los cambios al sistema tributario mexicano han tenido resultados favorables –se incrementó su eficiencia y eficacia, mostró avance en la equidad y en la búsqueda por aumentar la disponibilidad de ingresos propios y redujo la pérdida de los fiscales por acciones de evasión-, "aún quedan acciones por realizar".
"A pesar de que existe tendencia negativa en la evasión, su persistencia vulnera la estabilidad y sostenibilidad de las finanzas públicas", advierte.
En el estudio "El pago de impuestos y la evasión fiscal en México", el Centro consideró conveniente "impulsar una política encaminada a ampliar la base de contribuyentes, disminuir la evasión y elusión, revisar las acciones tributarias de regímenes especiales, además de crear medidas de seguridad y certeza jurídica para la autoridad y contribuyentes".
Menciona que, hasta antes de 2014, "las fuentes de ingresos mostraron tendencia a la baja, debido, en gran medida, a la magnitud de la informalidad de las actividades económicas, las diversas formas de beneficios fiscales y los altos índices de evasión, lo cual originaba que las finanzas fueran altamente dependientes de la actividad petrolera, y que los ingresos oscilaran según la volatilidad del precio del petróleo".
El estudio señala que, a partir de 2015, con las reformas energética y la hacendaria, el Estado buscó aumentar su capacidad financiera con ingresos estables y permanentes, mediante una estructura impositiva equitativa que permitiera mejorar la distribución de la carga fiscal y reducir la dependencia de los ingresos petroleros. Durante este periodo, los ingresos petroleros representaron, en promedio, el 18 por ciento del total de los de origen presupuestario.
Puntualizó que después de 2010 y, particularmente, tras la implantación de la reforma fiscal de 2014, la tasa de evasión se redujo del 37.1 al 16.1 por ciento en 2016.
Esta caída se debe, particularmente, al aumento de sanciones aplicadas por defraudación fiscal y por los cambios realizados en materia de los impuestos Sobre la Renta (ISR), al Valor Agregado (IVA) y el Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que fortalecieron el sistema tributario y, por ende, redujeron los niveles de evasión.