Estos policías no patrullan por las calles, su labor se desarrolla por encima de los 3 mil 600 metros sobre el nivel del mar, en el volcán Iztaccíhuatl.
Se trata de la Policía de Alta Montaña, una organización formada hace un año tras una ola de asaltos que inició en 2014, entre los que se cuenta el padecido por un grupo 12 de montañistas que fue despojado de sus pertenencias en el refugio ubicado a 4 mil 780 metros de altitud.
Los 35 elementos de esta organización realizan turnos de 48 horas durante los cuales marchan a campo abierto, cargando a sus espaldas hasta 20 kilos de equipo a lo largo de 30 kilómetros de camino que los llevan hasta la cima.
Foto: Alejandro Fernández
Su recorrido inicia a 23 kilómetros de Amecameca, en el Estado de México, en un punto llamado Paso de Cortés, a donde también llegan los montañistas para iniciar su ascenso por las veredas de la Mujer Dormida.
Tanto los uniformados como los visitantes cargan equipo similar: casco, mochila, arnés, mosquetones, saco para dormir, etc. En cambio, los elementos de las Fuerzas Especiales de Seguridad del Estado de México llevan algo que los distingue e incluso desentona con el ambiente alpino: su rifle de asalto.
Aunque no es un grupo de rescate, en caso de accidentes la Policía de Alta Montaña también está entrenada para brindar apoyo a otros grupos, como la Brigada de Socorro Alpino.
"Tú te me haces conocido, ¿estuviste en el rescate de Ernesto?", pregunta un montañista que se dirige hacia la cima a uno de los miembros de la Policía de Montaña que camina de regreso a su base.
Después de contestarle que sí, el montañista le expresa su agradecimiento por haber participado en el rescate de su amigo, quien sufrió un accidente que le dejó fracturas de pierna, hombro y cabeza. Antes de continuar, se despide del policía con un abrazo cordial.
Salvador Ávila, integrante de la corporación, comenta que durante la temporada alta de visitas, entre noviembre y marzo, son comunes los accidentes. "A veces las personas no escuchan las recomendaciones que se les dan y las consecuencias pueden ser fatales", señala.
Alejandro Vidal, otro de los policías de Alta Montaña, recomienda qué objetos no deben olvidar quienes pretendan visitar el volcán: ropa térmica, calzado con buena tracción, lentes de sol, bloqueador solar, botiquín médico y mucha agua.
Añade que también es importante consultar el estado del tiempo, pues una vez iniciadas las nevadas, se requieren crampones (dispositivos de tracción para los zapatos en superficies nevadas) y piolets (piquetas), sin los cuales es peligroso recorrer los caminos; en esas condiciones, advierte, los visitantes sin experiencia deberían abstenerse de subir.
Foto: Alejandro Fernández
Rescatistas como Jorge Herrera, cuya presencia es permanente en el Iztaccíhuatl, coinciden en que la presencia de la Policía de Alta Montaña ha frenado los atracos.
Aunque integrantes de la comunidad montañista que frecuentan la zona celebran la baja en los asaltos, consideran que la agrupación aún debe mejorar. Señalan que su equipo está incompleto o desgastado y que carecen de vehículos versátiles, como cuatrimotos, para sortear terrenos poco accesibles en caso de una emergencia.
Además, como la corporación sólo tiene entrenamiento de media montaña –agregan- no está presente en otras zonas del volcán, como San Rafael, donde montañistas más experimentados entrenan para sus expediciones fuera del país.