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Normalista murió por golpes, no por arma de fuego: CNDH

El organismo aseguró que Julio César Mondragón no murió por disparo de arma de fuego, sino por traumatismo craneoencefálico; tenía 64 fracturas en 40 huesos de su estructura ósea, incluidos 8 de la cabeza, causadas por entre 4 y 7 personas, entre ellas criminales y policías de Iguala.

CIUDAD DE MÉXICO.- No hay indicios de una acción humana en el desollamiento (desprendimiento de la piel del rostro) de Julio César Mondragón, una de las víctimas del caso Ayotzinapa, concluyó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
 
José Trinidad Larrieta, responsable de la oficina especial para el Caso Iguala, dijo que fue fauna nociva y depredadora (perros y ratas), quienes provocaron las lesiones en un lapso de seis a ocho horas, aproximadamente.

"Según la experiencia de peritos forenses de la CNDH, la acción depredadora ocurrió durante horas en que el cadáver estuvo expuesto, es decir, desde el fallecimiento hasta el hallazgo", dijo el funcionario.

Al presentar el informe sobre el estado de la investigación del Caso Iguala, Larrieta Carrasco aseguró que Julio César no murió por disparo de arma de fuego, sino por traumatismo craneoencefálico.

Señaló que el estudiante de la Normal rural 'Raúl Isidro Burgos' se le privó de la libertad, se le afectó en su seguridad personal, fue ostensiblemente dañado en su integridad física y privado del derecho a la vida.

Destacó que en total tenía 64 fracturas en 40 huesos de su estructura ósea, incluidos los ocho de la cabeza, causadas por entre cuatro y siete personas, entre ellas criminales y policías de Iguala por lo que se configura también el delito de tortura.

"Julio César Mondragón fue víctima de tortura física, fue golpeado brutalmente, con saña y crueldad, por la acción conjunta y complicidad de miembros de la delincuencia organizada y servidores públicos del municipio de Iguala", dijo el funcionario y agregó que hay evidencia de que Julio César realizó maniobras de defensa, lucha y forcejeo.

Señaló que desde el punto de vista de la criminalística, el lugar donde se encontró el cuerpo fue el mismo donde le dieron muerte al joven, aunque el cadáver fue movido de su posición última y final.

Estimó que la exposición en medios de comunicación de una fotografía de Julio César se revictimizó a la familia por la interpretación de que el estudiante estaba vinculados con actividades criminales.

Asimismo, la CNDH criticó la actuación de las autoridades de la PGR y la Fiscalía de Guerrero en las investigaciones del caso de Julio César, pues entre otras cosas el método utilizado por los peritos de la PGR para determinar el tipo de las lesiones, "no fue el más adecuado".

Aseguró que de las investigaciones de la PGR no se ha podido establecer la mecánica de hechos de la muerte de Julio César.

Por ello, la CNDH hizo ocho observaciones a la PGR, la Fiscalía de Guerrero y a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.

A la PGR, por ejemplo, le pidió investigar a 11 sujetos señalados por dos integrantes de Guerreros Unidos, entre ellos Víctor Hugo Benítez Palacios, el "Tilo" como vía para conocer el destino de los estudiantes normalistas.

A la Fiscalía de Guerrero le piden investigar el destino final de la vestimenta de Julio César y a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas le piden implementar el proceso de reparación integral del daño.

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