Al exonerar a Salvador Cienfuegos de narcotráfico y lavado de dinero, la Fiscalía General de la República (FGR) aseguró que imputar al general con las pruebas que aportó la DEA "atentaría contra la más elemental presunción de inocencia y el más elemental sentido común".
Y es que dijo que dichas pruebas, consistentes en 743 páginas que reproducen mensajes telefónicos, cuya obtención legal está en duda, presentan una serie de datos inexistentes, imprecisos e inverosímiles.
Por ello, dijo que resulta increíble que, con dicha información, autoridad alguna pueda dar certeza de que la persona que se menciona en los mensajes como El Padrino, protector de narcotraficantes, se trate del general Cienfuegos.
Según la DEA, Cienfuegos dio protección, como titular del Ejército mexicano, a un grupo ligado al cártel Beltrán Leyva, radicado en Nayarit y liderado por Juan Francisco Patrón Sánchez, H2.
Como prueba mostró comunicaciones entre éste y su sobrino el H9 en los que se le menciona a Cienfuegos, a los generales Javier Cruz Rivas y Daniel Méndez Bazán, así como al exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, y al exgobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, entre otros.
En sus conclusiones para justificar el no ejercicio de la acción penal a favor de Cienfuegos, la FGR recordó que la investigación de la DEA data de 2013, sin que desde entonces se informara de la misma ni se tuviera el consentimiento ni colaboración de la autoridad mexicanas.
Dijo que la única evidencia que aportó la autoridad estadounidense fueron mensajes telefónicos, cuya obtención legal está en duda, pues "no está corroborado" que la DEA haya tenido autorización de un juez para su obtención.
"Nunca se precisó qué autoridad es la que presuntamente otorgó ese permiso, ni se aportó la documentación que acredite quien la otorgó, lo que imposibilita dar valor jurídico alguno a cualquier intervención telefónica que en esos términos se hubiera realizado", dijo la FGR.
Señaló que, en caso de que acreditara la legal obtención de las comunicaciones, la información ahí contenida resulta "insuficiente" para imputar al General retirado del Ejército Mexicano.
Además, agregó que del análisis de los propios mensajes se advierten elementos que confirman que la persona descrita no es el general Cienfuegos, y hay múltiples imprecisiones e incluso faltas ortográficas, propias de una persona sin estudios, no del general Cienfuegos que cuenta con maestría.
Entre las imprecisiones están, por ejemplo, la descripción contradictoria que se hace del general, la cual no coincide con su fisonomía; y de las supuestas reuniones, se acreditó que el militar estuvo en lugares distintos a los señalados, separados uno de otro por cientos de kilómetros.
Además, se habla que el general dijo tener un hijo varón de 37 años, cuando sólo tiene cuatro hijas mujeres; y se mencionan relaciones familiares de la esposa del general, las cuales resultan falsas.
También detalló que los mensajes son entre los miembros de lo que llamó un "grupúsculo" local, y no se acreditó ninguna conversación con el militar, quien ni siquiera usaba un BlackBerry como se advierte de las comunicaciones.
Dijo que todo ello puede interpretarse como una acción atribuida al H9 para justificar el dinero que le entregaba su tío, el H2.
Por ello, la FGR aseguró que de las actuaciones se advierte que "no hay manera alguna" de atribuir a Cienfuegos relación alguna con grupos criminales, ni que les haya dado protección o se hubiera favorecido económicamente de ellos.
De manera categórica la dependencia estableció que las citadas "consideraciones conducen inevitablemente a establecer que el hecho no se cometió y que está claramente establecida la inocencia del imputado".
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