Los grupos de corte anarquista o antifascista, como los que recién aparecieron en Jalisco y Ciudad de México, actúan con base en manuales y protocolos radicales para confrontar y provocar a la policía… y hacerse las víctimas.
"El objetivo de este manual es ganar en todo sentido al Gobierno represor, por ello el proceso de victimización tiene que ser en un nivel exagerado por menos actor que seas", dice una guía denominada Manual de Autodefensa.
El escrito, difundido por el grupo Bloque Negro México y usado por diversas organizaciones de anarquistas, fue elaborado por radicales nacionales con base en su propia experiencia en protestas violentas.
Una de ellas, la cual es mencionada en el citado manual, es la registrada el 1 de diciembre de 2012 en inmediaciones de la Cámara de Diputados, por la toma de protesta a Enrique Peña Nieto como presidente de México.
Desde entonces, este tipo de grupos han protagonizado al menos 15 eventos en la Ciudad de México, caracterizados por el saqueo y la violencia, incluidas las protestas del viernes 5 y lunes 8 de junio pasados.
En la del viernes lograron poner en práctica la teoría de la provocación y victimización, incluidas en el manual, esto por el caso de Melanie M. U., joven de 16 años agredida por policías de la Ciudad de México.
"Puedes usar palabras altisonantes en el momento de la confronta, eso elevará el grado de adrenalina de los granaderos previo a la detención, ya que cuando se llegue a dar ésta, ese factor psicológico provocará mayor violencia contra nosotros, y que puede derivarse a imágenes más latentes y agresivamente reales.
"Una vez que hayas provocado a los policías, no te olvides del plan de testigo digital, el camarada más cercano de tu colectivo tendrá que iniciar las grabaciones con el móvil a efecto de grabar sólo aquellas acciones por parte de granaderos que atenten a agredirte o a detenerte", dice el escrito.
Autoridades consultadas por El Financiero señalaron que no es el único manual que utilizan estos grupos, pero sí es de los elaborados por grupos locales, en su mayoría con origen en instituciones de educación pública.
Se trata de colectivos o células anarquistas, muchas veces integrados a redes nacionales, e incluso internacionales, cuyo origen de formación está en la UNAM, UAM, IPN, Colegios de Bachilleres o Universidad de la Ciudad de México.