New York Times Syndicate

36 horas en Siem Riep, Camboya

Además de los tesoros naturales y una cultura tradicional encantadora, esta ciudad camboyana cuenta con una oferta hotelera y culinaria de primer mundo, digna para cualquier que se jacte de ser un 'bon vivant'. 

Hace una década, Siem Riep era un lugar donde la gente paraba, comía y se tomaba una o dos cervezas entre exploraciones por Angkor Wat, el complejo de templos del siglo XII de Camboya.

Ahora, la ciudad que Angkor construyó es algo así como un destino propio, que seduce a turistas con un animado y variado paisaje culinario, hoteles elegantes, residentes amables y un ambiente relajado. Súmele una creciente comunidad de artistas, actores y diseñadores camboyanos e internacionales que reviven expresiones tradicionales.

1
Viernes

3 p.m.

Templo del golf


Para una visión general inicial ligera de los elementos destacados de Angkor, diríjase a las afueras de la ciudad para realizar un alocado tributo de golf en honor al tesoro nacional de Camboya. Inaugurado hace dos años por Sopheap (Tee) Nheop, un ex guía de los templos, Angkor Wat Putt es un campo de golf miniatura de 14 hoyos anclado por nueve modelos a escala impactantemente exactos de los principales templos de la ciudad. Bajo la sombra de plataneros y ambientado con clásicos del rock estadounidense, ábrase paso jugando al golf bajo las icónicas fachadas de piedra de los templos Preah Vihear y Bayón para terminar en el propio Angkor Wat. Toque la campana al inicio de cada hoyo para que le lleven tragos a la calle o fairway. El hoyo en uno (cosa difícil; el campo es un par 51) tiene como premio una cerveza gratis.

6 p.m.

Tragos de sraa


Variadamente descrito como elíxir y como combustible de cohetes, el potente vino de arroz camboyano (sraa, en jemer) es un gusto adquirido. No así el Sombai, una línea de vinos de arroz reposados inspirada en los rones de sabores de Mauricio, producida en Siem Riep por dos expatriados franco-mauricianos. En la tienda de Sombai puede visitar la pequeña sala de infusiones, llena de frascos de vidrio de sraa e ingredientes flotantes como anís estrellado, granos de café de la provincia de Ratanak Kirí, jengibre, coco y piña (el vino permanece en infusión hasta ocho semanas antes de ser transferido a botellas pintadas a mano). Después, acomódese para una cata de sabores como té verde - naranja (con miel, ahumado) y citronela - limón (reminiscente de un buen limoncello). Para probar tragos hechos con los vinos (el Sombai Sour, con sraa de jengibre, chile rojo y jugo de limón, con su placentero golpe agrio), acompañados de frituras locales y otros alimentos adecuados para beber, pida una degustación de cocteles cuando haga su reservación.

1
Sábado

8 a.m.

Comida callejera

La comida callejera en Camboya es tan variada y deliciosa como la de Tailandia o Vietnam. No obstante, ya sea por falta de familiaridad, miedo al prahok (el acre y súper fermentado condimento hecho con pescado) o preocupaciones de higiene, pocos de los que visitan este reino se dan el lujo de probarla. Una mañana dedicada a recorrer los mercados y puestos de comida callejera de la ciudad con el chef escocés Steven Halcrow o la escritora estadounidense Lina Goldberg, ambos responsables de Siem Reap Food Tours, doblegará cualquier duda. Espere deleites como panqueques con pasta de pescado asado envueltos con picantes pepinillos en salmuera, bollos de harina de arroz al vapor rezumantes de crema de coco, jujubes (dátiles chinos rojos) guisados en humeante azúcar de palma y batidos de calabaza con leche de soya.

2 p.m.

Frenesí de compras

La vibra creativa de Siem Riep es evidente en el creciente número de boutiques peculiares de la ciudad. Baje la comida de la mañana con una inspección vespertina, empezando en Pop-Up Shop, donde el amor de la dueña australiana por el diseño escandinavo se hace evidente en recuerdos de Angkor no tan comunes (cojines con el diseño de sandías partidas a la mitad y tarjetas elaboradas con bloques de impresión). Después, camine tres cuadras hacia Kandal Village, una comunidad de dueños de tiendas, cafeterías, restaurantes y spas que han transformado dos filas de escaparates otrora insulsos en uno de los mini vecindarios más geniales de Siem Riep. En Louise Loubatieres se exhiben bufandas de seda con modernos diseños ikat, mantas de algodón con acolchado diamante en llamativos tonos y delicadas cucharas y miniaturas de plata, además de artículos excepcionales como patrones de tejido geométrico del siglo XIX originarios de Francia.

4 p.m.

Al mercado, al mercado


Recargue pilas con un cubano helado (medida de expreso, jarabe de azúcar, leche) en Little Red Fox Espresso, y después diríjase dos cuadras al norte hasta la Calle Oum Khun para llegar al Mercado de Bien Hecho en Camboya, una exhibición de diseño y artesanía camboyana que se celebra tres veces por semana y que actualmente vive su tercer año. Eche un ojo a los más de 40 puestos que venden artículos como bufandas de seda del diseñador Eric Raisina; billeteras y portafolios hechos con material de empaque reciclado de Friends-International, y la hermosa cerámica laqueada fabricada con pigmentos naturales en el taller de Eric Stocker Laque & Textures.

7 p.m.

Bajo la carpa grande

No espere animales bailarines en Phare, el circo camboyano, donde todas las noches actos de teatro, baile, música, narración de cuentos y artes circenses se reúnen en un sofisticado espectáculo de una hora protagonizado por estudiantes y egresados de la escuela Battambang de Phare Performing Social Enterprise, que ofrece educación artística gratuita a jóvenes camboyanos con dificultades económicas y sociales. Reserve su boleto (los mejores lugares, los más cercanos al escenario, incluyen una botella de agua fría) y llegue temprano para inspeccionar la pequeña tienda de artesanías de Phare o para tomarse un jugo en la cafetería (nota: no se admite el ingreso de los que lleguen tarde una vez que la función empieza a las 8 p.m.). Las presentaciones cambian cada mes.

9:30 p.m.

Comiendo por una causa

Contrate un tuk-tuk para el breve viaje a Marum, un restaurante escuela de hospitalidad para jóvenes camboyanos en situación de desventaja operado por Friends-International, organismo que tiene restaurantes similares en Phnom Penh y Laos. Ocupando una encantadora mansión de madera de teca cuyas mesas se desbordan a un jardín grande sombreado por árboles de los que cuelgan luces de colores, el menú de Marum tiende a comida tipo tapas auténticamente (frescos y cremosos gusanos de seda con picante ensalada de mango verde) y creativamente (rollos de papel de arroz con pimientos asados, queso de cabra y salsa para untar de tamarindo con chile) camboyana. La carne de res salteada en wok con una sedosa salsa agria con hormigas de árbol rojas, sobre crujientes hojas de espinaca de agua lo sorprenderá, en el buen sentido. Guarde espacio para el denso y picante pastel de chocolate y pimienta de Kampot con jarabe de maracuyá.

1
Domingo


6 a.m.

Templos tranquilos


La mejor forma de evitar el gentío en Angkor Wat es levantarse antes de que salga el sol y aventurarse más allá de los templos principales. Situado sobre una colina del mismo nombre aproximadamente a 90 minutos de Siem Riep en tuk-tuk o a una hora en taxi, al templo Phnom Bok se llega subiendo 635 escalones anchos (pases diarios se venden desde las 5 a.m. en la entrada del Parque Arqueológico de Angkor, la cual pasará en el camino). La recompensa por su esfuerzo es el silencio, además de vistas impactantes al lago Tonlé Sap, la Meseta Kulen y franjas de arrozales sin explotar. Construido entre los siglos IX y X, el templo mismo no ha sido restaurado pero es pintoresco, especialmente cuando los árboles de franchipán que brotan de sus tres torres están en floración. Traiga su comida y disfrute la soledad más o menos durante una hora antes de bajar para unirse a los que se levantaron tarde en los templos más populares que están más cerca de la ciudad de Siem Riep. Una vuelta podría incluir paradas en los diminutos Banteay Samré y Banteay Srei, cuyos elaboradamente tallados templos rojos de piedra arenisca atraen a autobuses llenos de visitantes.

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