Los cambios de carrera a media vida profesional no son raros en Wall Street, pero cuando Tania Isenstein renunció a su trabajo en Goldman Sachs en 2012, a su familia y amigos les impactó el camino por el que optó: el cuidado de mascotas.
"Simplemente no podía pararme de la cama a la mañana", recuerda sobre lo agotada que estaba laboralmente luego de 17 años de carrera como abogada de ese banco de inversiones.
Así que compró Camp Canine, un negocio de cuidado de mascotas que estaba en problemas y que se encontraba en la calle donde vivía, en Manhattan, a donde había llevado a su propio perro.
Cinco años después, emplea a 40 personas, incluyendo a cinco peluqueros.
Muchos empresarios y empleados del sector de cuidado de mascotas describen sentimientos similares, habiendo comprendido que trabajar con animales, y de paso poder desahogarse creativamente, es su verdadero llamado.
Y en lo que respecta a peluqueros de mascotas, en particular, su número está creciendo.
Los estadounidenses gastarán este año cinco mil 400 millones de dólares en guarderías y servicios de peluquería de mascotas, según la Asociación Estadounidense de Manufactureras de Productos para Mascotas, un grupo de la industria.
El Buró de Estadísticas Laborales (BLS por sus siglas en inglés) estima que la categoría de trabajo que incluye a los peluqueros de mascotas crecerá 11 por ciento para el año 2023, más rápido que el crecimiento promedio de la economía en general.
La agencia citó un incremento en las familias que tienen mascotas y una facturación que da cabida a nuevos trabajadores.
Sin embargo, el campo no es para todos.
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Escuelas como la Academia Estadounidense de Peluquería de Mascotas, basada en Nueva York, cobran aproximadamente cinco mil dólares las clases básicas de corte de pelo, que pueden llevarse nueve meses, dependiendo de la rapidez con la que los estudiantes cubran los requerimientos de horas de clase, o más de seis mil 500 dólares por técnicas avanzadas de peluquería.
En 2015, los cuidadores de animales no de granjas, la categoría laboral que incluye a los peluqueros de mascotas, ganaron un salario medio de poco más de 21 mil dólares, comparado con un salario promedio nacional de 48 mil 98.63 dólares, según la Administración del Seguro Social.
Pero la capacitación a menudo toma lugar en el trabajo, y los aspirantes a peluqueros pueden presentar solicitudes para pasantías. Mientras tanto, los cursos de tiempo completo con frecuencia ofrecen ubicación laboral en salones locales.
Según Juliet Jordan, directora de la Academia Estadounidense de Peluquería de Mascotas, una escuela de corte de pelo, el trabajo es flexible y portátil. Alguien que maneje varios perros al día, cobrando 70 dólares por cada uno (ligeramente por debajo de la tarifa actual en Nueva York de aproximadamente 95 dólares) va a ganar más que el salario medio, señala.
Jordan dice haber renunciado hace 13 años a su trabajo en una firma de cobranza de deudas para convertirse en peluquera: "Me cambió toda la vida", afirma.
Pero mientras que algunos peluqueros han hecho la transición a este trabajo, otros se han estado capacitando durante años.
Mackensie Murphy, una competitiva peluquera de mascotas calificada a nivel nacional, aprendió el arte de su mamá, Jodi Murphy, otra peluquera de muy alta calificación. Mackensie Murphy empezó cuando tenía 18 años y, como su mama, ha representado a Estados Unidos en competencias internacionales.
Su trabajo diario conlleva peluquear perros en Manhattan Downtown Doghouse, donde es buscada por dueños y manejadores que preparan cachorros para la Exposición del Club de Perros Westminster Kennel, la competencia canina más famosa del país.
Murphy, quien cobra entre 150 y 180 dólares por visita a domicilio, se especializa en perros cocker spaniel, poodle y Bedlington terrier, y recientemente fue primera en una competencia de Intergroom, una feria comercial que se celebra anualmente en Nueva Jersey.
Murphy había ido a clases de arte en Cincinnati pero dice que pronto comprendió que existían limitadas oportunidades de trabajo con un título en arte. En cambio, destaca, "canalicé mi medio favorito en esculpir pelo de perro".
Christine DeFilippo es codueña de Intergroom.
DeFilippo, una peluquera de mascotas de Massachusetts, entró a la industria de "chiripa" luego de trabajar como asistente quirúrgica dental. Estaba buscando algo nuevo para hacer y terminó comprando un salón de corte de pelo de un amigo luego de un año de capacitación. Eso fue hace 40 años.
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Las ferias comerciales (actualmente hay varias al año por todo el país) son donde peluqueros casi célebres como Murphy presumen sus cortes competitivos.
El premio monetario quizás no sea tan abultado (durante el evento de Intergroom de cuatro días del mes pasado, celebrado en Nueva Jersey, el premio más alto fue de mil 500 dólares), pero la publicidad puede ayudar a un negocio y los participantes dicen que las competencias pueden ser divertidas.
Una categoría de concurso popular en el evento de Secaucus fue la "creativa", donde peluqueros tiñeron el pelo de mascotas con colores seguros y brillantes y les cortaron el pelo para formar esculturas temporales de personajes de caricaturas o bestias míticas.
Adriane Pope y Cindy Oliver, amigas en el circuito de competencias, dijeron haber pasado entre 20 y 40 horas, cada una, preparando sus poodle durante dos o más semanas para la competencia.
El proceso conllevó copiosa cantidad de latas de pintura en aerosol, fijador de pelo canino y un toque por aquí o por allá de pegamento Elmer's.
"El dinero del premio no basta para cubrir el tinte", destacó Pope, mientras preparaba su vívidamente multicolorido poodle para ser transformado en un cuadro vivo de Alicia en el País de las Maravillas, mostrando un gato de Cheshire color púrpura y la versión de Johnny Depp del Sombrerero Loco.
Pope explicó que se hizo peluquera en 1992 "luego de que me echaran de la escuela de enfermería", y después abrió su propio negocio de peluquería móvil, Adriane's Groom and Go, en 1994. También es dueña de un hotel desayuno cama para perros (Rivertown Bed and Biscuit, situado en Conway, Carolina del Sur) y entra de cuatro a seis competencias por año, afirmó.
Oliver estaba trabajando en un diseño de la década de 1980 para su perro, incluyendo representaciones de la película del extraterrestres E.T. y del personaje de televisión Alf, así como de Rosita Fresita y de un Osito Cariñosito.
La imagen de E.T. tenía una luz de árbol de Navidad iluminando su corazón y su dedo índice; el que usó para apuntar al cielo cuando quería "llamar a casa".
Ha sido peluquera desde hace 21 años y es dueña de Rollin' Doghouse Mobile Pet Grooming, en Cleveland, Tennessee, donde vive. Ganó la categoría creativa en la competencia del año pasado de Intergroom con un perro con temas de safari.
En la competencia reciente, ocho peluqueros llevaron sus perros al salón de exhibición poco después del almuerzo para darles últimos toques. Los animales se quedaron quietos sobre mesas conforme los peluqueros teñían con aerosol los últimos detalles, recortaban pelo y hacían ajustes artísticos. Después empezó la evaluación.
El premio principal de mil 500 dólares (y un trofeo y una cucarda) fue para otra ganadora de antes, Angela Kumpe, por su homenaje al Parque Nacional de las Rocallosas. El pelo del poodle fue modelado y esculpido como león de montaña, alce y borrego cimarrón.
Kumpe, una entusiasta de la cacería originaria de Little Rock, Arkansas, que es dueña de un salón que se llama Angela's Grooming, dijo que tan solo el trabajo de tinte le había llevado entre seis y ocho horas, haciéndolo en secciones y una pata a la vez, para que el perro no tuviera que esperar mucho tiempo en la misma posición.
Pero los perros no se quedan elegantes mucho tiempo, ya que aún cuando la prueba no terminaba, la mayoría de los peluqueros tenía planeado dar un baño a sus mascotas.
"En cuanto lo suelto, lo arruina de inmediato", señaló Krumpe. "Se pone a rodar y el fijador de pelo desaparece", explicó.
"Son perros, después de todo", agregó.