Warwick Mills muestra el tipo de conocimiento innovador común entre las compañías textiles estadounidenses que han sobrevivido a la feroz competencia mundial en los últimos años.
La pequeña compañía privada en Nueva Hampshire ha ascendido constantemente en la escalera económica de su industria para producir telas especializadas que entretejen cerámica, metales y fibra de vidrio. Estas telas de alto valor se usan en productos como guantes de seguridad para obreros industriales y blindaje corporal para policías y militares.
Ahora Warwick Mills se está uniendo al Departamento de Defensa, universidades (incluido el Instituto Tecnológico de Massachusetts; MIT, por su sigla en inglés), y casi 50 compañías más en un ambicioso proyecto de 320 millones de dólares para llevar a la industria textil estadounidense a la era digital. Clave para el plan está un ingrediente técnico: incrustar una variedad de diminutos semiconductores y sensores en las telas que puedan ver, oír, comunicarse, almacenar energía, calentar o refrescar a una persona o monitorear la salud de quien las porte.
"Estos serían ofrecimientos de alta tecnología que cambien el juego para las compañías involucradas y para la industria", dijo Charles Howland, presidente y jefe de ingenieros de Warwick Mills.
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El proyecto de telas avanzadas representa una nueva frontera para el Internet de las Cosas. El término describe incorporar sensores y computación en todo tipo de objetos físicos (motores de jet, generadores de energía, autos, equipo agrícola y termostatos, entre otros) para medir y monitorear todo, desde máquinas que necesitan reparación hasta patrones de tráfico. Capitalistas aventureros, empresas emergentes y grandes corporaciones como General Electric e IBM están apresurándose a adoptar la tecnología del Internet de las Cosas.
Esta iniciativa más reciente, Telas Funcionales Avanzadas de Estados Unidos, pretende crear una red nacional de investigación y desarrollo y de capacidades de diseño y manufactura de las nuevas telas. Los productos de este campo emergente están siendo llamados "telas funcionales", "telas conectadas", "dispositivos textiles" y "prendas inteligentes".
El campo requiere contribuciones de muchas disciplinas, incluidas ciencia de los materiales, ingeniería eléctrica, desarrollo de software, interacción entre computadoras y seres humanos, manufactura avanzada y diseño de modas.
Las prendas llenas de sensores y chips pudieran dar nuevo significado al término wearables, que ahora incluye principalmente dispositivos digitales que se llevan en la muñeca como monitores de acondicionamiento físico o un Apple Watch.
El Departamento de Defensa está invirtiendo para desarrollar nuevos uniformes de combate que pudieran comunicarse y cambiar de color, señalando a un amigo o enemigo para ayudar a evitar muertes por fuego cruzado, o uniformes llenos de sensores ópticos para hacer a un soldado invisible para las gafas de visión nocturna de un enemigo. Hasta ahora, el Pentágono, más de 30 universidades, 49 compañías y los gobiernos estatales de Massachusetts y Georgia han aceptado participar, y se espera que se unan más.
Parte de la investigación precursora ha sido realizada en el MIT, que encabeza el proyecto. La investigación avanzada, en la etapa precompetitiva, será publicada y compartida.
El proyecto también prevé crear alrededor de dos docenas de incubadoras de empresas emergentes, dicen los organizadores. Las ideas generadas por las incubadoras, según el plan, pudieran traducirse rápidamente en productos comerciales, los cuales serían manufacturados en las compañías textiles estadounidenses existentes.
Crear empleos, así como tecnología, será un parámetro del éxito o fracaso del proyecto. Espera revertir la constante erosión de los empleos textiles en Estados Unidos y, según la propuesta del proyecto, generar más de 50 mil empleos en 10 años en toda una variedad de industrias.
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“Esto gira en torno de reimaginar lo que es una tela, y hacer renacer a las empresas textiles como una industria de alta tecnología”, dijo Yoel Fink, profesor de ciencias de los materiales e ingeniería eléctrica del MIT, quien es director del proyecto de telas avanzadas.
La amplia alianza entre gobiernos, universidades y corporaciones para hacer avanzar la investigación y desarrollar nuevos mercados es un modelo defendido en un nuevo libro, "The New ABCs of Research: Achieving Breakthrough Collaborations" (El nuevo ABC de la investigación: Lograr colaboraciones exitosas; Oxford University Press), de Ben Shneiderman, profesor de ciencias computacionales en la Universidad de Maryland. En una entrevista, Shneiderman llamó al proyecto de telas avanzadas "un plan bien elaborado".
Las compañías participantes se extienden a muchas industrias. Incluyen a fabricantes de chips como Intel y Analog Devices; fabricantes de textiles y ropa como Milliken, Nike y VF Corp.; fabricantes de materiales como Corning y DuPont; y compañías de dispositivos médicos y de salud como Medtronic.
Para algunas compañías, las telas funcionales son un potencial mercado adicional. Para otras, pudiera causar disrupción en sus operaciones.
Ray Stata, cofundador y presidente de Analog Devices, dijo que era "muy pronto para especular" sobre la oportunidad para la industria de los semiconductores. "Pero pienso que usar la tecnología avanzada de este país para reconstruir a la industria textil es un concepto emocionante", dijo.
Las apuestas son altas para VF Corp., uno de los fabricantes de ropa más grandes del mundo, cuyas marcas incluyen Wrangler, Lee, Timberland, North Face y Nautica. La compañía tiene una fuerza laboral mundial de más de 60,000 trabajadores, que producen 1.5 millones de prendas de ropa al día.
Hasta hace dos años, VF realmente no tenía una operación de investigación y desarrollo, dijo Marty Lawrence, gerente general para innovación. En vez de ello, aprovechaba principalmente los esfuerzos de investigación de las universidades y de sus proveedores.
Pero observando las tendencias en la industria y la tecnología, VF ha contratado científicos y establecido cuatro centros de innovación en Estados Unidos que se enfocan en áreas que incluyen nuevas telas para jeans y ciencia cognitiva.
El proyecto de telas funcionales, dijo Lawrence, representa "el futuro de la ropa".
Cuán grande pudiera volverse un mercado de telas funcionales, y qué tan pronto, depende más que de la tecnología. Hay involucrados temas de costos, usabilidad, demanda, mercadotecnia y diseño.
Genevieve Dion, ex diseñadora de modas cuyas prendas de alta costura eran vendidas en Bergdorf Goodman y Barneys, está participando en el proyecto. Hoy, es directora del Laboratorio de Tecnología de Alta Costura Shima Seiki en la Universidad de Drexel.
Una prenda, dijo Dion, pudiera refrescar a la persona, calentarla y monitorear su salud, y aun así ser un fiasco. Tiene que ser asequible, ligera, soportar repetidas lavadas y verse atractiva.
"Si alguien está usando una prenda inteligente y uno no puede notarlo", dijo Dion. "Habré tenido éxito".