New York Times Syndicate

8 mil 851 kilómetros de frontera, cubierta por solo 2 mil agentes

Aunque la frontera sur de Estados Unidos con México, de unos 3 mil 219 kilómetros, atrae mucha más atención, la frontera norte de 8 mil 851 kilómetros con Canadá ofrece más oportunidad para los cruces ilegales.

ALBURGH, Vermont. Una hora antes del atardecer, Miguel Ramos esperaba en su minivan gris a que tres guatemaltecos cruzaran sin ser detectados la frontera canadiense y entraran ilegalmente a Estados Unidos.

Caminaron alrededor de una puerta hacia un área arbolada, tratando de evadir las cámaras de seguridad, luego rápidamente se metieron en la parte posterior de la camioneta y Ramos intentó alejarse del lugar. Pero agentes federales que habían sido informados sobre un vehículo sospechoso se abalanzaron para detenerlo junto con sus pasajeros. Ramos, de 32 años de edad y originario del Bronx, fue el único que presentó una identificación adecuada.

Aunque la frontera sur de Estados Unidos con México, de unos 3 mil 219 kilómetros, atrae mucha más atención, la frontera norte de 8 mil 851 kilómetros con Canadá ofrece más oportunidad para los cruces ilegales. En muchos lugares, como esta localidad fronteriza de Vermont, hay pocos indicios de donde termina una nación y empieza otra.

Algunas casas, granjas y negocios incluso se ubican a horcajadas entre los dos países; en otras áreas, un pequeño obelisco blanco es el único marcador de la frontera.

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En el último año, los agentes hicieron 3 mil detenciones a lo largo de la frontera norte, comparado con 100 veces más a lo largo de la frontera sudoccidental con México. También confiscaron 318 kilos de mariguana y cocaína en el norte, comparado con 725 mil 700 kilos a lo largo de la fuertemente resguardada frontera sur.

Pero las autoridades reconocen que no pueden decir con certeza cuánta actividad criminal ocurre como resultado de los cruces fronterizos norteños porque sus medios de detección son limitados.

"El problema es que no sabemos cuáles son las amenazas y riesgos porque se da mucha más atención a la frontera sudoccidental", dijo la senadora estadounidense Heidi Heitkamp, demócrata de Dakota del Norte.

Esta área es un refugio para los contrabandistas y las organizaciones criminales transfronterizas. Cada año, los agentes de la Patrulla Fronteriza atrapan a cientos de contrabandistas de drogas y traficantes humanos que usan las áreas escasamente pobladas y densamente boscosas a lo largo de la frontera entre Vermont y Canadá para eludir a los agentes, cámaras, sensores y otros dispositivos electrónicos que el Departamento de la Seguridad Interior ha instalado para compensar la falta de personal.

La extensión y lejanía de gran parte de la frontera norte, que incluye a Alaska, vuelve abrumadora la tarea de aplicar la ley, dijo Norman M. League, quien encabeza la estación de la Patrulla Fronteriza en Champlain, Nueva York, una de las ocho estaciones en la región de Swanton que supervisa las operaciones de seguridad fronteriza en Vermont, el norte del Estado de Nueva York y Nueva Hampshire. "Hacemos lo más que podemos con los recursos que tenemos", dijo.

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La frontera con Canadá, la más larga entre dos países en el mundo, difícilmente ha merecido una mención en una campaña presidencial dominada por el llamado de Donald Trump a erigir un muro entre Estados Unidos y México. Pero funcionarios y agentes policiales dicen que hace a la región más vulnerable en muchas formas a la explotación por parte de empresas criminales y posibles terroristas.

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, el Departamento de Seguridad Interior ha incrementado el número de agentes de la Patrulla Fronteriza estacionados a lo largo de la frontera norte a más de 2,000, respecto de unos 340, además de añadir sensores terrestres, drones y otros dispositivos de detección. Casi 18 mil agentes patrullan la frontera sudoccidental con México.

Durante una audiencia celebrada el año pasado ante el Comité de Seguridad Interior del Senado, varios funcionarios policiales plantearon inquietudes sobre la posibilidad de que terroristas entraran a Estados Unidos a través de las áreas escasamente pobladas a lo largo de la frontera. En 2007, personal de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental se las ingenió para cruzar de Canadá hacia Estados Unidos portando un bolso de lona con contenidos que parecían material radioactivo, y nunca se topó con un agente policial.

"Nadie está argumentando que en la frontera norte suceda lo mismo que en la frontera sudoccidental, pero no podemos olvidar esta área", dijo el senador Jon Tester, demócrata en Montana. "Si retiramos la vista de ahí, ellos se dirigirán a donde está el eslabón más débil".

Agentes de la Patrulla Fronteriza aquí en la región de Swanton dicen que el mayor problema que enfrentan a lo largo del área de casi 483 kilómetros que patrullan es tráfico de drogas y humanos por parte de organizaciones criminales que trabajan a ambos lados de la frontera.

Aunque la mariguana es la droga principal, funcionarios dicen que están empezando a ver un aumento en drogas como fentanilo, el cual contribuye a la crisis nacional de abuso de opioides y medicamentos con receta.

El contrabando de drogas es un tema continuo porque la falta de seguridad y barreras naturales hacen el punto de entrada desde Canadá mucho más fácil para los contrabandistas que la frontera sur.

En enero, agentes de la Patrulla Fronteriza arrestaron a Cedrik Bourgault-Morin, un canadiense originario de Quebec de 22 años de edad, después de que fue detectado por cámaras de visión nocturna y sensores terrestres a lo largo de una vía ferroviaria cerca de la frontera en la aldea de North Troy, Vermont, tirando de un trineo con un bolso de lona de 83 kilos. Agentes dijeron que Bourgault-Morin, quien usaba ropa de camuflaje blanca, estaba tratando de ocultar el saco en la nieve cuando fue atrapado.

Agentes encontraron 300 bolsas selladas al vacío de Xanax, un medicamento contra la ansiedad, en el bolso de lona. Según registros judiciales, las píldoras tenían un valor en la calle de 1.6 millones de dólares. Bourgault-Morin fue sentenciado a un año de cárcel en agosto.

Además de las drogas, el contrabando de personas es otro desafío para la agencia policial.

Bradley S. Curtis, el jefe de división interino de la División de Swanton de la Patrulla Fronteriza, dijo que los agentes habían atrapado a cientos de personas de docenas de países tratando de entrar en Estados Unidos a través de los densos bosques y a campo abierto. "Hemos visto personas de todo el mundo: chinos, haitianos, eurorientales, brasileños, los que mencione", dijo Curtis.

En febrero, Reynaldo Reyes, de 39 años de edad y nativo de Quebec, fue sentenciado a 60 meses en prisión por dirigir una banda que pasaba de contrabando a personas a través de la frontera desde Canadá de noche. Varias de las personas que fueron atrapadas con él dijeron a funcionarios de la Patrulla Fronteriza que Reyes les cobró hasta 8,000 dólares por persona por pasarlos.

Las agencias de procuración de justicia también enfrentan otro desafío singular en el norte: las reservas de nativos americanos donde no tienen autoridad legal para entrar, lo que las hace atractivas para los contrabandistas de drogas.

Otro problema es que funcionarios aquí admiten que no saben realmente cuántas personas y cuántas drogas logran pasar. Funcionarios reconocen que muchas más personas de las que detienen pudieron estar cruzando la frontera ilegalmente.

Por ejemplo, cámaras desplegadas a lo largo de la frontera mostraron recientemente a cuatro hombres vestidos con uniformes de camuflaje y que parecían portar armas cruzando la frontera. Los agentes nunca los atraparon. La imagen de otra cámara mostró a un grupo de alrededor de media docena de personas que caminaba por el bosque de noche cruzando la frontera. Los agentes dijeron que no tenían información sobre el grupo.

"Estos tipos me ponen nervioso", dijo Curtis. "Mi tecnología puede mostrarme cuando alguien logra entrar, pero no puede decirme quiénes son, y no siempre podemos llegar ahí a tiempo para atraparlos".

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