Esta semana se hizo público el reporte de una investigación conducida por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), donde informa sobre la existencia desde 2015 de subsidios cruzados entre CFE Transmisión, CFE Distribución y CFE Suministrador de Servicios Básicos (CFE SSB). Si bien este reporte del IMCO fue publicado esta misma semana, las señales de la existencia de subsidios cruzados han estado a la vista por mucho tiempo.
Las tarifas industriales de CFE SSB parecen estar desligadas de las variables económicas a las que deberían estar sujetas (precios de gas natural y otros combustibles, nivel de embales en las hidroeléctricas, etcétera), pues desde finales de 2018 dichas tarifas se han mantenido en un nivel muy similar. ¿Es acaso necesario mantener los subsidios para dar estabilidad a los precios que pagan los usuarios finales? ¿Cómo se pueden tener precios bajos de energía eléctrica de manera sostenible?
El tema de las tarifas de energía eléctrica ha tenido históricamente implicaciones políticas de gran importancia. A ningún Gobierno le beneficia en su imagen que durante su administración se incrementen las tarifas, sea o no por decisiones de sus funcionarios. Se hace entonces evidente el atractivo político que representan los subsidios.
En el caso de la presente Administración Federal, incluso antes de entrar en funciones, una de las grandes promesas en ámbito energético fue que las tarifas de electricidad no se incrementarían por encima de la inflación. Sin embargo, a diferencia de los precios, los costos no se pueden controlar por decretos o voluntades, ya que los insumos se compran a precios de mercado y los financiamientos se pagan en las condiciones acordadas. La regulación establece claramente que las tarifas de suministro básico deben reflejar los costos reales de toda la cadena, por lo que el establecer un tope arbitrario es contrario a la ley y orilla a recurrir a subsidios.
A simple vista los subsidios cruzados parecieran no ser tan graves considerando que se beneficia a los consumidores con un precio artificialmente menor. No obstante, al entender en detalle el funcionamiento de la industria eléctrica en su conjunto, se vuelven evidentes los grandes problemas que estos subsidios traen consigo. Según en reporte del IMCO, CFE Transmisión y CFE Distribución estarían destinando montos importantes para subsidiar a CFE SSB, reduciendo así su capacidad de inversión en la red de transmisión y las redes de distribución.
Como se ha podido ver tras las fallas de gran escala que se han presentado en la red de transmisión en los últimos años, existe un nivel de vulnerabilidad importante y una necesidad apremiante de fortalecer el sistema. Por esa misma razón, la red no es capaz de recibir toda la nueva generación que se requiere, especialmente la energía limpia que los consumidores demandan.
Finalmente, este circulo vicioso se completa con el fuerte desincentivo para la competencia que es causado por tarifas reducidas artificialmente y el calvario que representa interconectar una nueva central eléctrica al Sistema Eléctrico Nacional.
Un principio básico para el correcto funcionamiento de cualquier mercado eléctrico es que las tarifas reguladas no se fijan, sino que se calculan.
Cuando se fijan tarifas sin consideración de las variables económicas que determinan los costos de la cadena de suministro, indudablemente resulta en desbalances que tarde o temprano alguien absorbe. Un subsidio cruzado en las tarifas eléctricas en México parece ser la única explicación que encaja con la retórica y la ideología de la Administración Federal, no obstante, ello representaría una catástrofe económica para el País.
El mecanismo natural que nos brinda la economía para lidiar con los subsidios cruzados es la competencia, con la que se fuerza a todos los participantes a tender hacia la eficiencia en contraposición a la perezosa comodidad monopólica.
