Esta semana la Reserva Federal de los Estados Unidos decidió elevar la tasa de interés de mercado en 50 puntos base, la mayor alza en la tasa desde hace dos décadas. Así, la tasa de interés objetivo se ubicó en un rango de 0.75 a 1 por ciento. En el comunicado de la decisión de política monetaria la Junta de Gobierno expresó su preocupación por los altos niveles inflacionarios. Una parte importante de la inflación se debe a choques de oferta por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y las disrupciones en las cadenas de suministros por la parálisis de la economía china. Sin embargo, una parte también está relacionada con problemas de la demanda.
Los miembros de la Junta de Gobierno decidieron de manera unánime subir la tasa de interés argumentando que el empleo se está recuperando de manera vigorosa y la tasa de desempleo continúa cayendo. Recordemos que el mandato de la Reserva Federal en los Estados Unidos es dual, pleno empleo y estabilidad de precios. Así, la Reserva Federal considera que probablemente la economía de ese país se encuentra en pleno empleo por lo que un ajuste de tasas de interés al alza es necesario.
Los mercados financieros reaccionaron de manera favorable a la decisión de la Fed al considerar que el mensaje fue claro y adecuado. Es decir, se anunció un ajuste gradual de la tasa de interés en un entorno donde algunos analistas apostaban por un incremento de hasta 75 puntos base. El dólar se depreció marginalmente después de la decisión.
Si bien el ajuste de la tasa de interés es el adecuado, se podría esperar un impacto adverso para la actividad económica real. Esto se deriva del encarecimiento del crédito y de la inversión productiva por el incremento de la tasa de interés, es decir, se vuelve más atractivo ahorrar. Este freno a la economía se espera después de una desaceleración del PIB de ese país en el primer trimestre del año donde la economía se contrajo 1.6 por ciento en su comparativo trimestral anualizado.
Para México esta decisión implica que el Banco de México deberá seguir muy de cerca a las acciones de la Fed, es decir, subir en al menos 50 puntos base la tasa de interés de mercado. En caso de no hacerlo, y de ampliarse el diferencial de las tasas de interés entre ambos países, se provocaría una salida de capitales de México hacia EUA lo que perjudicaría al peso y por ende deterioraría a las expectativas inflacionarias del país.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.