La última estimación oportuna que acaba de publicar el INEGI, el pasado 29 de Octubre, en materia de crecimiento del PIB, reporta que la actividad económica nacional, durante el tercer trimestre de este año 2021, (Julio-Septiembre) tuvo una caída de menos 0.2 por ciento, comparada contra la actividad económica registrada durante el trimestre previo (Abril-Junio) de este mismo año.
Si se revisan los crecimientos registrados por sector económico, lo que se tiene es que la caída se explica en su totalidad por la menor actividad en el sector terciario de la economía, (comercio y servicios), ya que tanto en el sector primario, como en el sector secundario (industrial), se registraron crecimientos positivos, aunque modestos, de solo 0.7 por ciento en términos reales.
Consultando otros indicadores económicos que también monitorea y reporta el INEGI, como es el Indicador General de la Actividad Económica (IGAE) que se reporta mensualmente, el dato publicado el pasado 25 de Octubre, correspondiente al mes de Agosto de este año, registró un crecimiento negativo en la actividad económica nacional, de menos 1.6 por ciento, que aunado al bajo desempeño registrado en el mes de Julio, hacía prever un no muy buen desempeño en el indicador del PIB para el tercer trimestre del año.
Por otra parte, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) revela que el desempeño positivo en la economía y en el empleo, está fundamentalmente explicado por la recuperación del sector terciario, es decir, del comercio y los servicios, al grado que en este sector se concentra el aumento en los empleos, que supera el millón de plazas, mientras que en el sector secundario, de la industria, apenas supera los 12 mil empleos.
Esto lo corrobora el Indicador de Pedidos Manufactureros (IPM), el cual, para el mes de Octubre, acusa una reducción que apunta a un cierre de año no muy positivo para el sector industrial, el cual también enfrenta cuellos de botella en materia de algunos insumos necesarios para sus procesos productivos, como es el caso de los chips computacionales en la industria automotriz, situación a la que no se le vislumbra una rápida solución.
Si analizamos el impacto negativo de la pandemia en el Producto Interno Bruto nacional durante el año pasado, lo que se puede ver es que el mayor retroceso se registró durante el segundo trimestre del año, ya que los decrecimientos reales en el valor de la producción, fueron de -1.3, -18.7, -8.7 y -4.5 por ciento para cada trimestre, respectivamente, por lo que se entiende que ahora, en 2021, el crecimiento en el segundo trimestre haya sido espectacular, de 19.6 por ciento, producto de la baja tasa de comparación.
De hecho, si comparamos el PIB del tercero y del cuarto trimestre del año pasado, contra el PIB producido durante los trimestres inmediato anteriores, lo que se observa es que la producción se empezó a recuperar desde el mismo tercer trimestre, en su medición, no contra el mismo trimestre del año pasado, sino contra lo producido durante el trimestre inmediato anterior.
Por eso preocupa que el PIB del tercer trimestre de este año, sea inferior al del trimestre inmediato anterior, pues esto rompe la tendencia de cuatro trimestres consecutivos produciendo más que el trimestre inmediato anterior, los dos últimos de 2020, y los dos primeros de 2021.
Como el impacto negativo de la pandemia, tanto en el empleo como en el volumen de la actividad económica, parece haber sido prácticamente recuperado, el efecto de la baja “base” de comparación se puede dar oficialmente como agotado, por lo que instituciones como Citibanamex, ya empiezan a actualizar a la baja sus estimaciones de crecimiento del PIB para México, tanto para 2021, como para 2022.
Sin duda, la dinámica de los principales indicadores económicos muestra ya un cambio en su tendencia ascendente, que es conveniente analizar.