Por Alejandra Hernández Ramcke, Gerente de asuntos públicos para Intel México y de responsabilidad social y relación con la comunidad para Latinoamérica.
La innovación tecnológica siempre ha sido un componente esencial cuando hablamos de construir un mundo mejor, y la clave para el desarrollo sostenible de las industrias en el mundo. Basta hacer un breve repaso de nuestro contexto, lleno de retos ambientales y sociales, para darnos cuenta de que hoy es más relevante que nunca incluir una perspectiva que priorice el bienestar de las personas y de las comunidades en la estrategia de negocio. ¿Cómo podemos lograrlo?
Como integrantes de la industria, estamos convencidos de que debemos aportar una visión de desarrollo que armonice los beneficios de las tendencias tecnológicas con la justicia y el respeto por el planeta y las personas. Para esto, es prioritario desarrollar tecnologías y procesos que reduzcan el impacto ambiental negativo y promuevan la sostenibilidad, e incluso, dar un paso más y apoyar a que otras empresas inicien este camino. Esto, sin duda, es importante en países como México, donde existe riqueza en recursos naturales que requieren atención para su conservación.
En particular, la conversación entorno al agua ha tomado relevancia en los últimos años, y no es para menos. México cuenta con un desafío hídrico significativo, pues cada año se extrae cerca del 40 por ciento del suministro disponible, lo cual duplica el porcentaje recomendado para que un país pueda reaccionar y atender sequías y otras situaciones extraordinarias, según datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI). Adicionalmente, en 2020 Ecological Threat Register, México es uno de los dos países con mayor vulnerabilidad al estrés hídrico en América Latina.
Teniendo en cuenta lo anterior, es fundamental que las grandes empresas contribuyan activamente con la conservación, uso eficiente y el ahorro de este insumo y protejan los ecosistemas de donde operan, considerando adecuadamente las perspectivas de todas las comunidades y grupos. Por ejemplo, en Intel México hemos formado una alianza con Kilimo, empresa latinoamericana dedicada a eficientar el uso de agua para riego en zonas agrícolas con tecnologías como Inteligencia Artificial (IA) y Big Data, y con Nuup, organización social mexicana dedicada a proveer tecnología y alianzas para acelerar la transición a modelos de producción y comercio agroalimentario sustentables e inclusivos. Se trata de una iniciativa importante, ya que la agricultura representa casi el 76 por ciento del consumo anual de agua en México.Esta solución es solo un ejemplo de cómo al considerar la sostenibilidad en todas las etapas del ciclo de vida de una tecnología, podemos minimizar el impacto ambiental y social a través de la innovación. En este caso, el resultado esperado es un ahorro de 35.3 millones de galones de agua anuales para la zona, además de apoyar a más de 30 familias de agricultores de la Cuenca de Lerma, la fuente de agua más importante para la región de Guadalajara, donde Intel tiene su principal operación en México, y abarcará 550 hectáreas de territorio de cultivo.
Es importante seguir fomentando la consciencia medioambiental en todas las industrias, pues no solo se trata de cuidar recursos para las operaciones industriales, sino procurar los recursos vitales para la vida misma. En el caso de Intel, nos hemos propuesto lograr para 2030 la meta de Agua neta positiva en todos nuestros sitios, lo que significa que regresaremos el 100 por ciento de agua que utilizamos en nuestras operaciones, buscando un impacto positivo en las comunidades y ayudando a que más empresas se sumen y logren esta meta. Recordemos que la misión de la tecnología siempre será mejorar la vida de todas las personas en el planeta, y asegurar un buen futuro para las generaciones futuras. Por todo esto, hacemos un llamado a buscar soluciones más innovadoras y tecnológicas que atiendan los problemas más complejos de nuestra sociedad. Un reto de esta magnitud, solo se puede resolver si avanzamos hombro con hombro.