Sin dejar a nadie atrás

Ganar, Ganar, Ganar

La filosofía empresarial va más allá y nos invita a negociar para que los beneficios trasciendan el ámbito bilateral y fructifique en la sociedad, en el medio ambiente y en los proyectos de vida.

Las Unidades Económicas (UE) reflejan el rostro del trabajo productivo en México. El INEGI las define como establecimientos permanentes, delimitados por otras construcciones fijas, donde se realizan actividades comerciales o industriales. A partir de su análisis entendemos los esfuerzos que vitalizan la producción, el comercio y el consumo del país. En la Ciudad de México contamos con alrededor de medio millón de UE, que representan 9 por iento del total nacional y entre 12 y 14 por ciento del PIB; la gran mayoría son pequeños negocios. La concentración de recursos que encontramos en las ciudades asume una larga y evidente historia, y el potencial de cambio que guardan las empresas resulta definitivo. El Estado de México suma 817 mil 094 UE; Jalisco, 399 mil 075, y Puebla, 405 mil 792. Al indicar asentamientos fijos, las Unidades Económicas manifiestan la estabilidad que procuran los negocios a sus comunidades; componen los barrios donde edificamos nuestras vidas, donde cada puerta y vitrina, cada calle, alberga la esperanza de la prosperidad.

Recientemente recibimos en la Ciudad de México al presidente nacional de Coparmex, José Medina Mora, quien reconoció el alcance de los empresarios mexicanos. Nos recordó que las empresas pueden llegar a ser los mayores agentes del cambio social. Cuando una empresa humaniza sus procesos y objetivos, vivifica a la organización y traspasa los límites de la individualidad. Los dirigentes empresariales y los organismos que los representan se convierten así en la mayor fuerza de transformación cuando empujan ideales que nos enriquecen. Después de todo, la riqueza de las naciones proviene y se finca en el trabajo constante de sus habitantes. El trabajo libremente organizado, protegido por la administración gubernamental mediante garantías básicas, sostiene y da rumbo a nuestro país. Promover la libre empresa y facilitar las actividades económicas significa cuidar y enaltecer la máxima creación sobre esta tierra: la vida humana. Los principios de la economía liberal se fundaron en esa comprensión de los valores humanos, que en México fueron suscritos por la Coparmex en la Doctrina Social Cristiana.

Hace mucho que los negocios dejaron de entenderse como una “suma cero”. No son como los deportes en donde hay un ganador y un perdedor: es posible construir escenarios donde consigamos un ganar-ganar. Hoy en día, la filosofía empresarial va más allá y nos invita a negociar para que los beneficios trasciendan el ámbito bilateral y fructifique en la sociedad, en el medio ambiente y en los proyectos de vida. Ahora apuntamos a ganar-ganar-ganar. Este es el potencial cuya actualización exige Coparmex a sus agremiados y que, en los epicentros del trabajo, de Tuxtla a Rosarito, de Piedras Negras a Chilpancingo, entendemos naturalmente. Cada calle cuenta, cada negocio es un huerto del que cultivamos el sustento económico de cada día. Si las empresas cambian, el país cambia; si las empresas mejoran, el país avanza: el liderazgo comprometido de sus dirigentes tiene la misión de trabajar para superar la pobreza, de coordinar el esfuerzo que lleve a la felicidad. No basta con mantener indicadores financieros, las empresas humanistas cumplen con su tarea de originar riqueza sin dejar a nadie atrás.

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