Desde hace ya más de 15 años se publica el Índice Global de Innovación (GII). Según publica la Dra. Lorena Rivera León, la temática del GII en este 2022 será sobre la productividad. Una de las preguntas que se intentarán responder invitan a la reflexión sobre el estancamiento en la productividad y sobre las perspectivas de crecimiento que puede ofrecer, en particular la datificación, las tecnologías de la información y en general la irrupción de la denominada 4ta Revolución Industrial.
A partir de estudios recientes, la productividad se ha desacelerado entre las economías de mayores ingresos y se ha beneficiado a otras economías de menor tamaño. Se identifica que los sectores de mayor impacto y crecimiento son los relacionados con las TICs y el comercio; y los de menor crecimiento han sido en transporte, logística, educación y la construcción.
Ciertamente la incorporación de tecnología requiere inversiones cuyo retorno de inversión depende de la rapidez con la que impacte en la productividad. Una conclusión de esta aparente paradoja es cierto desencanto a la evolución tecnológica y su dificultad de adopción de los cuales resaltan tres aspectos relevantes.
El primero propone abordar los aspectos inherentes a la complejidad de la geografía y como los ecosistemas regionales son de vital importancia para entender dicha productividad. El segundo es el impacto de las condiciones, la prontitud y las circunstancias de la apropiación de la tecnología en la desigualdad. La tercera concierne a los activos intangibles (patentes, modelos de utilidad, marcas).
De entre todos los espectros relacionados con intangibles que puede requerir la mejora de un proceso o servicio, cada vez hay más proclividad a la incorporación de elementos digitales (hardware y software) en las cadenas de generación de valor. Ciertamente hay costos que cubrir para el aprovechamiento de los intangibles de activos digitales (pago de licencias de software, etc) si no se tiene la capacidad de desarrollo propio o si no se cuentan con capacidades de adopción de software abierto así como el encarecimiento contínuo del hardware.
La dependencia digital y la obsolescencia pueden ser un elemento que implique un desplazamiento de la fuerza laboral por elementos también tecnológicos, como la indisciplinada automatización de procesos o la misma migración de infraestructura de fabricación e incluso de diseño digital a regiones con condiciones más favorables, desencajando así las cadenas productivas y encareciendo la productividad.
La tesis doctoral de la Dra. Lorena tuvo justamente como objetivo comprender el papel de los científicos y las comunidades científicas en el proceso de creación de conocimiento al observar la productividad científica, sus determinantes y efectos a nivel individual y a nivel macro, en el contexto de países de ingresos medios. Lorena utiliza un enfoque econométrico (cuantitativo) anclado en el estado del arte de la economía y hace uso de la teoría de redes sociales.
En su estudio comparativo de diversas regiones encuentra como la dinámica apunta a un esquema complejo de determinantes en dichos países, resaltando la influencia de de aquellos de índole social (personales) y cognitivos. Identifica de manera particular aspectos de género, étnicos y edad, así como las estructuras organizativo-sociales y las prácticas de colaboración, interactúan y afectan la productividad de los investigadores. Los resultados de su tesis apuntan justamente a la necesidad de una intervención política para abordar la promoción de mujeres a puestos académicos directivos y promover interacciones y diversidad en las redes académicas que conforman el ecosistema.
Como bien apunta la Dra. Lorena Rivera la tarea es ardua, pero todo parece indicar que con el apoyo de datos podremos incursionar en la elaboración propuestas de políticas públicas de innovación más incluyentes y en consecuencia, más efectivas.