Alberto Muñoz

Elecciones e Inteligencia Artificial

A medida que avanzamos hacia un futuro donde la tecnología y la política están cada vez más interconectadas, la IA deberá desempeñar un papel cada vez más crucial en la democratización del conocimiento.

Vaya coyuntura que tenemos en México y EE.UU. este año con elecciones presidenciales. En medio de este interesante y complejo contexto, la inteligencia artificial (IA) puede estar tomando un rol cada vez más importante como una herramienta poderosa para informar y empoderar a la ciudadanía. A medida que los votantes se preparan para tomar decisiones cruciales sobre el futuro de su país, el acceso a información precisa y comprensible es más importante que nunca.

La IA, especialmente a través de herramientas avanzadas (e.g. ChatGPT o Llama) , ofrece la posibilidad de transformar la forma en que las personas acceden y entienden la información, no solo como producto mismo de dicho proceso. Gracias a la incorporación de la tecnología, cada ciudadano puede convertirse en un científico de datos.

Aspectos teóricos complejos como la macroeconomía, las finanzas y el rol del Estado a menudo se presentan de manera muy técnica y difícil de comprender para la mayoría de la población. Estos conceptos, aunque fundamentales para la toma de decisiones informadas, pueden parecer inaccesibles para las mayorías, incluyendo los jóvenes, debido a su falta de experiencia y dificultades para procesar grandes volúmenes de información, no por falta de inteligencia ni de interés.

Sin embargo, gracias a la IA, es posible desglosar y explicar muchos de estos temas de una manera más clara y comprensible, acercando a los ciudadanos a la información necesaria para evaluar las propuestas y políticas de los candidatos de manera más crítica y reflexiva.

Si bien la estadística nos arroja datos basados en eventos pasados, la probabilidad nos ayuda a integrar sondeos y tendencias ante escenarios y circunstancias nunca antes vistas. Por eso, es fundamental conjuntar ambos análisis e impulsar la responsabilidad de los nuevos ciudadanos, los ciudadanos digitales, no solo de ser parte de los datos sino también de convertirse en tomadores de decisiones que generen nuevos datos y, sobre todo, que puedan contrastarlos con la realidad. Incluso las mismas “fake news” pueden perder su impacto cuanto más y mejor uso haga la población de la tecnología.

La capacidad de la IA para integrar diversos y grandes volúmenes de datos y presentar información personalizada y contextualizada permite a los votantes explorar diferentes perspectivas y entender mejor las implicaciones de sus decisiones. Esto no solo ayuda a juzgar las propuestas políticas, sino que, más importante aún, poder fomentar una participación más activa y consciente en el proceso democrático.

Así como las casas encuestadoras han ido especializando sus prácticas e incorporando nuevas tecnologías, estas mismas herramientas están ahora al alcance de los ciudadanos. La IA generativa permite hoy en día “generar” escenarios basados en datos que explican las tendencias sobre los que han sido entrenadas, aunque no pueden predecir exactamente el futuro. Sin embargo, el “overfitting” debido al empalme y repetición de personalidades que influyen en el comportamiento al momento de votar generará siempre un margen de incertidumbre que, hasta ahora, ni la ciencia ni los algoritmos pueden eliminar completamente. Este fenómeno refleja la complejidad inherente a la naturaleza humana.

A medida que avanzamos hacia un futuro donde la tecnología y la política están cada vez más interconectadas, la IA deberá desempeñar un papel cada vez más crucial en la democratización del conocimiento. Al empoderar a los ciudadanos con acceso a las herramientas que faciliten la comprensión de temas complejos y la integración de análisis estadísticos y probabilísticos, y otras herramientas usadas en la ciencia e ingeniería de datos, estamos fortaleciendo la base de una democracia participativa e informada.

De esta manera, cada voto se podrá emitir con un entendimiento claro y profundo de su impacto, promoviendo una ciudadanía digital responsable y crítica. Cada voto cuenta y un voto inteligente no cuenta más, pero puede tener mayor impacto.

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