Alberto Muñoz

Creación de valor post pandemia

El mundo está entrando en una increíble reconfiguración, China e India aparecen como los nuevos actores preponderantes del comercio internacional.

El bloque europeo sigue siendo la región del mundo con la mayor y mejor calidad de vida. Aún con el Brexit, Europa mantiene una enorme pujanza en materia de derechos humanos, democracia y la búsqueda del estado de bienestar.

A finales de los noventa me tocó asistir a algunos seminarios de Lawrence Whitehead en Oxford sobre democratización; la presencia de estudiantes de Medio Oriente y África pintaban un escenario bastante radical comparado con el resurgimiento de las democracias en América Latina, pero que ya pintaba una influencia e inversión extranjera directa mayúscula de países asiáticos - en pleno crecimiento e influencia en la región - impulsando derramas jamás imaginables para LA. Pareciera que la democratización no era precisamente un requisito para la atracción de inversiones.

Durante muchos años se ha discutido con cierta disciplina sobre cómo la consolidación del talento en las regiones era la principal razón para atraer la inversión. En un artículo publicado por este mismo medio el 6 de noviembre del 2018 discutimos sobre el sustento de esa aseveración y como las denominadas shelter cities han consolidado enormemente el desarrollo económico y productivo de las regiones. Desde 2015 se vienen promovimiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de la ONU.

Tres años después, la profesora Mariana Mazzucato establece la forma de compaginar dichos ODS bajo un esquema orientado a las denominadas misiones. Dichas misiones son principalmente desafíos de investigación científica e innovación tecnológica que debieran seguir una serie de criterios muy bien delineados.

El mundo está entrando en una increíble reconfiguración, China e India aparecen como los nuevos actores preponderantes del comercio internacional, México se encuentra en la víspera del arranque de un nuevo tratado comercial lleno de incertidumbre en su ejecución con sus vecinos del norte aunada más al humor del huésped de la Casa Blanca que a la misma demanda del mercado.

Ni Europa ni los mismos Estados Unidos han terminado de definir su posición ante China, mientras que Estados Unidos seguirá jugando al gato y al ratón, los europeos combinan su diversidad para usar China como un contrabalanceo estratégico con los otrora dragones asiáticos.

Dentro de todo esa vorágine ensalzada con la pandemia del Covid-19, nos estamos viendo obligados a encontrar y sincronizar nuestras necesidades con las oportunidades de un mundo menos globalizado pero con una economía globalizante en cuanto a las exigencias sociales: las regiones se han consolidado, pero ahora nos hemos reconfigurado en un cyber-planeta.

Ahora, lo más importante es crear valor para la salud pública. Eso fue lo que nos enseñó esta pandemia. Llevamos 3 meses tratando de entender cómo será el futuro enmascarillado, sanitizante, con robots acompañándonos en nuevas tareas, sin abrazos ni besos --ahora mucho menos con desconocidos-- y en búsqueda de un nuevo modelo de vida.

Mazzucato nos invita a abandonar la teoría neoclásica que vino a trastocar nuestra concepción de valor en la búsqueda de entender la desigualdad por medio de proponernos misiones de gran envergadura que obligan a un nuevo, colectivo y creativo diálogo entre los gobiernos y el sector privado con la responsabilidad de crear valor atendiendo las necesidades más apremiantes de la nueva sociedad.

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