Alberto Muñoz

El Mayan Capital Fund, innovación en capital de riesgo

Alberto Muñoz escribe que el mundo empresarial está abierto a ideas que concretan soluciones, la inversión privada, el emprendimiento y la tecnología.

Tener acceso a fondos de capital privado para hacer innovación no debiera ser complicado. La denominada banca de desarrollo ha venido evolucionando en nuestro país de una manera vertiginosa, de la misma forma en que el espíritu emprendedor lo ha venido haciendo. Aún recuerdo el slogan "empléate a ti mismo" hace más de 20 años: parecía que el mundo empresarial empezaba a ser accesible para todo mundo. En realidad, el mundo empresarial está abierto, sobre todo, a las buenas ideas, y larga vida, a aquellas ideas que se concreten en soluciones que sean consumidas de manera sustentable por clientes fieles al producto, a la marca y más recientemente, al servicio. El sector privado emplea a más del 90 por ciento de toda la población económicamente activa.

Para eso se necesitan instrumentos financieros, acceso a dinero fresco de manera rápida, efectiva y sobre todo sin burocracias. Los inversionistas de riesgo - o VCs - son intermediarios financieros los cuales administran el capital de inversionistas y los invierten en un portafolio de empresas. A diferencia de los ángeles inversionistas, los VCs usan el dinero de otras personas, las cuales les confían su capital, con el cual se crean entidades financieras como fideicomisos o fondos especializados. Los VCs por lo general solo invierten en empresas privadas a las cuales van monitoreando con el fin de que tanto estas empresas como sus inversionistas logren una ganancia, de preferencia, mucho mayor que con cualquier otro instrumento financiero tradicional. Además, los VCs buscarán que la empresa en evolución logre escalar al punto de que pueda ser vendida en un precio bastante atractivo. A diferencia de invertir en un edificio donde el valor del inmueble es un tangible cuyo precio depende de las características particulares de su unidad tangible, por ejemplo, las inversiones en empresas tecnológicas tienen un valor de sus activos intangibles relacionado principalmente con el potencial de sus características inmateriales como es el valor de una marca, una patente, etcétera.

Las empresas y productos de software, por ejemplo, poseen características y potencial de crecimiento principalmente derivado de la facilidad de reproducción de los productos. Más aún, hoy día incluso, el uso de la nube (apps, software as a service, etc.) permite que las empresas puedan tener un nivel de penetración (y monetización) expedito, implicando un gran retorno de inversión para los accionistas de dichas empresas.

Con este escenario es que el Mayan Capital Fund ha venido creciendo, pivoteando hacía oportunidades cada vez más relacionadas con la tecnología y capitalizando esa enorme sed que tenemos los emprendedores por sumar aliados para emprender oportunidades de riesgo. Fue el primero y hasta ahora el único en su género y en las oportunidades que ofrece en todo el sureste y el más dinámico de todo México, con 15 proyectos de inversión. Y van por más: ya han agotado y colocado los casi 70 millones de pesos del fondo inicial. Me platica mi amigo Raúl Peraza, manager del Fondo, muy entusiasmado de la gran experiencia con la que han logrado la aceleración de las empresas invertidas a un año y medio de su fundación en hasta cinco veces múltiplo de ventas. A diferencia de los fondos de capital tradicional, la participación de los inversionistas (LP's) en las decisiones y vinculación del fondo es más activa, lo cual enriquece mucho el proceso de expansión. Todo esto ayuda a formalizar la creación de esta necesaria cultura de la inversión de capitales de riesgo, sobre todo, en el auge que va teniendo el mundo tecnológico y que tanta falta nos hace diversificar aún más nuestra economía y sobre todo sanear mejor nuestras finanzas.

COLUMNAS ANTERIORES

Inicia la carrera I.A.rmamentista universitaria en EU
La inversión privada en investigación básica. Un imperativo para la competitividad de México

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.