Alberto Muñoz

Estado del arte y la pandemia COVID-19

Las consecuencias principales de la reciente pandemia nos ha permitido entender el Estado del Arte en cuanto a las ciencias epidemiológicas y las tecnologías en consecuencia de esta.

Anoche salió el tema del Estado del Arte con mis alumnos de la UPY (https://en.upy.edu.mx/). Debido a que son estudiantes de la ingeniería en robótica computacional, tuvimos que tocar todo el espectro que abarca el Estado del Arte, desde la ciencia, hasta la tecnología.

El diseñador Wilson Mizner es famoso por sus epigramas y frases, una de mis favoritas es "When you steal from one author, it's plagiarism; if you steal from many, it's research", que en castellano dice algo así como "Cuando le robas a una autor, es plagio; si le robas a muchos, es investigación". En este sentido y para los fines de este breve artículo, permítanme hacer válida la extensión de investigación a investigación científica.

Con dicha concesión parto para comentarles que una de las consecuencias principales de la reciente pandemia nos ha permitido, a la mayoría de los habitantes del planeta, en entender el Estado del Arte en cuanto a las ciencias epidemiológicas y las tecnologías en consecuencia de ésta. Hace unas semanas (elfinanciero.com.mx/opinion/alberto-munoz/robotica-y-covid-19) les platicaba sobre la perspectiva actual en el uso de robótica y otras tecnologías ante el COVID-19. Pero quizás de lo que más nos hemos ocupado en escuchar, averiguar y más de uno, es en indagar sobre la vacuna. Las preguntas fueron (1) si ya existía dicha vacuna, (2) a siguiente pregunta obligada era sobre qué faltaba para que se pudiera desarrollar y (3) en cuánto tiempo estaría lista la vacuna.

La respuesta a la pregunta (1) es casi natural; si existiera, las fuerzas mismas del mercado la empujarían a la farmacias y a los centros de salud. La pregunta (2) es mucho más complicada puesto que implica la convergencia de intereses científicos, tecnológicos, financieros y quizás, intereses políticos. En 1962 el presidente Kennedy -en medio de una crisis de credibilidad política- lanzó un reto a todo el pueblo de los EU: poner a un hombre en la Luna al final de la década. Definió una misión y se encargó de impulsar las instituciones para hacer realidad las innovaciones necesarias. La física estaba hasta cierto punto resuelta y las matemáticas igual, las innovaciones principales estuvieron en los materiales necesarios y sobre todo en los sistemas por computadora para hacer realidad las telecomunicaciones y el control de vuelo. A diferencia de la perspectiva del presidente Kennedy que definió una ruta crítica para llegar a la Luna en un tiempo finito, la obtención de la vacuna para mitigar la propagación del COVID-19 no es tan sencillo. Pareciera irónico, pero hoy día es más fácil llegar a la Luna que obtener una vacuna contra el COVID-19.

Día tras día iremos escuchando en los medios el avance para que en un día, lo más pronto posible, tengamos la capacidad de poder llevar esa vacuna a todos los rincones del planeta para poder erradicar el virus. Si muta, entonces será necesario entrar en otra fase de desarrollo. Y así es la dinámica del desarrollo tecnológico, un impulso constante y permanente hacia el descubrimiento científico para concebir innovaciones y generar valor.

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