En el mundo de las finanzas personales, una de las recomendaciones más importantes es asegurarse por lo menos por lo básico, sobre todo cuando se carece del recurso suficiente.
Algunos subestiman su utilidad y con frecuencia dicen “no le voy a dejar mi dinero a los seguros”; sin embargo, contar con una red de protección en caso de emergencia es decisivo para sostener la estabilidad financiera.
Un principio, es cubrirse para eventos catastróficos que en verdad pongan en jaque el patrimonio y que aun cuando no soporten todas las erogaciones sí faciliten enfrentarlo.
En primer lugar, un seguro de vida es fundamental si se tiene una familia dependiente. Ante un fallecimiento, proporciona un capital que les permita mantener su nivel de gasto actual durante un cierto tiempo y evitar que los deudos tomen decisiones apresuradas que provoquen errores.
En segundo lugar, los seguros de gastos médicos mayores son cruciales en una enfermedad o accidente grave, si quieres contar con un servicio de salud privado que permita una mejor atención o acceso a medicamentos que no están disponibles en las instituciones públicas.
En tercer lugar, un seguro de automóvil es esencial para cualquier conductor. Además de ser obligatorio por ley, cubrir los daños a terceros por un accidente puede evitarte perder mucho dinero a largo plazo, especialmente si el daño es a un vehículo de alta gama o existe una lesión que requiera cuidado médico costoso. Otro punto a favor es que suelen apoyar en los aspectos legales derivados del evento.
En cuarto lugar, pueden ser visualizarlos como una inversión, ya que al optar por un esquema de recuperación y aunque generan un rendimiento bajo, es una forma de ahorrar para quienes no tienen la costumbre y necesitan forzarse para ello. Incluso, si se hace con fines de jubilación es posible aprovechar las ventajas fiscales.
Finalmente, si tienes hijos, un seguro escolar es útil, pues te garantiza que continúen con sus estudios sin interrupciones en caso de muerte o que aun viviendo no se cuente con los recursos suficientes.
Parece un gasto innecesario cuando no se necesitan, pero contar con seguros hace la diferencia al tener contingencias y una manera de pensar en ellos es como una compra de tranquilidad. Dependiendo de la capacidad económica se podría ir elevando la cobertura poco a poco, en función del nivel socioeconómico de la familia.