Hay un viejo dicho que reza "Tanto si crees que puedes hacer una cosa, como si no, tienes razón" y se aplica a la toma de decisiones en la administración de nuestros recursos materiales.
Escucho con frecuencia frases como: "soy malo para las cuentas"; "soy todo un desorden"; "imposible ahorrar"; "soy compulsiva para el gasto" o "no le entiendo a las inversiones". Esas creencias limitan el crecimiento.
Las finanzas personales trascienden a los números fríos, el dinero o los mercados; es imprescindible tener claro una visión de qué se quiere, para establecer una misión y metas concretas.
Un primer paso es dejar el 'cómo' para después y centrarse en contestar el 'por qué'; es decir, todo esfuerzo vale la pena cuando existe un objetivo por cumplir y es algo que se debe trabajar antes que cualquier otro aspecto, pues sabiendo hacia dónde se desea ir es más fácil identificar los diferentes caminos disponibles.
En segunda instancia habrá de hacerse un diagnóstico frío de cuál es la situación económica en particular, porque es tan limitante pensar en la incapacidad, como dejar de reconocer una realidad por muy dura que esta sea y simplemente afirmar: "no pasa nada". Todos sabemos de casos, con tarjetas hasta el tope, deudas hipotecarias, agiotistas y exceso de gasto, con una negación a quererlos resolver. Incluso un miedo a llevar los datos al papel para dimensionar la problemática y definir alternativas.
Ante las dificultades graves, la solución suele ser dolorosa, al implicar perder activos o restringir en forma fuerte el consumo; sin embargo, el negarse a entrar a la corrección inmediata resulta ser catastrófico con el tiempo.
Otra creencia limitadora en el largo plazo es olvidar la previsión; pensar de manera implícita que seremos jóvenes eternamente o que se está exento de algún percance. Dichos como "no les voy a dar mi dinero a las aseguradoras" o "prefiero vivir el hoy y el ahora" son causantes de grandes desasosiegos futuros.
Buscamos siempre decisiones acertadas, pero primero debemos evitar las malas, como meterse en negocios o inversiones que prometen altos rendimientos e ignoramos su funcionamiento. Es decir, el logro va por lo regular ligado al conocimiento, al análisis y al esfuerzo.
Así como existen esas creencias limitadoras por parte del gasto, también las hay por el lado de los ingresos y si bien las finanzas personales tienen que ver con una buena administración, están vinculadas en aceptar el reto de encontrar las percepciones necesarias para alcanzar un determinado nivel de vida.