Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

De inflación, recesión y empleo

El riesgo de frenar el ciclo restrictivo e inclusive de comenzar a recortar tasas de interés cuando la inflación presenta un panorama de incertidumbre excepcional no es menor.

De acuerdo con el dato de inflación del mes de noviembre en Estados Unidos, se ha comenzado a dibujar una trayectoria de baja, ligando cinco meses consecutivos de lecturas que muestran niveles inferiores luego de haber alcanzado un pico en 9.1 por ciento en el pasado mes de junio. El dato publicado esta semana fue muy bienvenido por los mercados, toda vez que la inflación descendió más aceleradamente que las estimaciones al ubicarse en 7.1 por ciento en términos anuales.

Es una realidad que la inflación de cara a 2023 comenzará a descender de manera importante. Por un lado, se han desvanecido casi por completo los choques de oferta producto de las disrupciones en las cadenas de valor; por otro lado, los precios de los energéticos han caído significativamente. Sin embargo, los precios de los alimentos siguen avanzando a un ritmo de doble dígito, y más importante aún, los precios de las rentas se mantienen en niveles elevados.

En ese tenor, esta semana se llevó a cabo la última reunión de política monetaria de la Reserva Federal y, como había sido anticipado por los mercados, aumentó la tasa de Fondos Federales en 50 puntos base para ubicarla en 4.5 por ciento. Con este último movimiento, rompió con cuatro alzas consecutivas de incrementos de 75 puntos base. Pese a la moderación en este movimiento, estamos frente al ciclo restrictivo más agresivo en velocidad y magnitud desde 1994.

No obstante de las buenas noticias en torno a la inflación, el trabajo de la Reserva Federal no ha concluido. Así lo señaló Jerome Powell en la conferencia de prensa posterior al comunicado.

En la gráfica de puntos (dot plot) los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) apuntan que la tasa terminal se ubicaría en 5.1 por ciento, mayor al 4.6 por ciento del anterior comunicado, evidencia de que el ciclo restrictivo no ha finalizado. Este incremento en la tasa terminal asumiría un costo en términos del producto, toda vez que proyectaron un crecimiento de la actividad económica de tan sólo 0.5 por ciento. Además, la Fed revisó al alza la inflación esperada para los siguientes dos años, y no será hasta 2025 que logre su objetivo de 2 por ciento.

Si bien es cierto que pudiéramos asumir que la inflación seguirá descendiendo, se encuentra muy por encima del objetivo de la Reserva Federal. Los factores que han dominado la formación de precios siguen creciendo a un ritmo acelerado. Los alimentos y el costo de la vivienda representan un riesgo real que amenaza con una inflación que se quede estructuralmente por encima del objetivo de la Reserva Federal. Por otro lado, el desequilibrio en el mercado de trabajo resulta evidente. Existen 10 millones de puestos de trabajo vacantes y solamente seis millones de personas buscando trabajo. Un empleo que se mantiene desbalanceado ha originado que los salarios por hora se revisen en 5.1 por ciento. Ergo, las presiones en la inflación no son menores. Las políticas monetarias y fiscales expansivas puestas en marcha en años anteriores han traído como consecuencia un consumo que se mantiene firme, por ello resulta necesario destruir demanda agregada y lograr el equilibrio en el mercado laboral.

Mucho se ha discutido que la Reserva Federal puede equivocarse nuevamente. Se ha argüido que, si endurece las condiciones monetarias más allá de lo requerido, la recesión que se espera sea moderada en duración e intensidad, pudiera exacerbarse, reconociendo con ello que la política monetaria tiene un efecto rezagado en las condiciones económicas. El riesgo de frenar el ciclo restrictivo e inclusive de comenzar a recortar tasas de interés cuando la inflación presenta un panorama de incertidumbre excepcional no es menor. Las posibilidades de ver una inflación que no descienda al objetivo del propio banco central o que renazca desde una demanda agregada que no se ha apagado son elevadas. No es momento de subestimar la postura de la Reserva Federal.

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