Diversos organismos internacionales han señalado que este año podría materializarse el riesgo de una recesión global que se ha venido anticipando desde el año pasado. De acuerdo con el FMI, la economía global crecerá en el orden de 2.7 por ciento, inferior al promedio de los últimos diez años. En tanto los pronósticos por parte del Banco Mundial estiman que la actividad global se moderará hasta el 1.7 por ciento en el 2023.
No me cabe la menor duda que este año será complejo, veremos los efectos de las posturas monetarias restrictivas puestas en marcha desde el 2022 por parte de los principales bancos centrales. La mayoría de los agentes del mercado estiman que este año será de recesión y de desaceleración.
Sin embargo, al margen del panorama y el contexto global, en estas pocas semanas del año, los mercados (las bolsas y los bonos) han mostrado una retórica mucho más optimista, pareciera que hasta se muestran complacientes, han dejado de lado los riesgos mostrando una disociación entre las expectativas en materia económica, los precios de los activos y la narrativa del Fed.
Existen varios riesgos y de diversas índoles que pudieran cristalizarse, por lo que no es cuestión menor considerarlos. Para comenzar debemos señalar que el trabajo de los bancos centrales no ha finalizado. De acuerdo con el último comunicado de la Reserva Federal y considerando la gráfica de puntos, miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) estiman que las tasas aumentarán en 75 puntos base adicionales para llevar la tasa terminal de fondos federales a entre 5.00 y 5.25 por ciento, cuestión que los mercados parecen ignorar y han decidido sin ningún fundamento estimar que la tasa de Fed Funds solamente alcanzará un nivel de 4.75 a 5.00 por ciento. Detrás de la euforia de los mercados, parecen celebrar la marcada trayectoria de baja que ha dibujado la inflación en los últimos seis meses. Al interior de la inflación, los precios de la vivienda siguen aumentando de manera puntual mes con mes, y éstos representan poco menos de un tercio de la inflación general. A la postre, los costos de la vivienda pudieran tener un efecto más duradero en la inflación, escenario que contemplaría que la inflación tiene posibilidades de quedarse estructuralmente anclada por encima del objetivo de la Reserva Federal. Adicionalmente, los mercados comienzan a anticipar recortes de tasas de interés tan pronto como en el último trimestre del año, cuestión que ni Jerome Powell ni diversos miembros con voto siquiera han sugerido. No podemos dejar de señalar que una inflación que se quede por encima del objetivo, originará una postura monetaria inclusive más agresiva de lo que se ha dibujado en la gráfica de puntos.
En Estados Unidos un congreso dividido representa un riesgo adicional, no será cuestión menor ver el entrampamiento de varios asuntos, comenzando con el techo del endeudamiento. Adicionalmente, existen buenas posibilidades de ver revisiones en las guías de las empresas recortando los pronósticos de crecimiento en utilidades, lo que originaría correcciones en los precios y en las valuaciones.
Otro riesgo en el panorama es la reciente apertura de China, tras haber dejado atrás las políticas de restricción de movilidad, situación que mejorará la perspectiva de la demanda internacional, y pondrá presiones a los precios de las materias primas que eventualmente pudieran originar nuevas presiones inflacionarias. Los mayores precios de las materias primas podrían poner en riesgo la tendencia de baja que ha comenzado a mostrar la inflación en las principales economías del mundo.
Estos son algunos de los riesgos que comienzan a barajarse, de la mano con el escalamiento de tensiones geopolíticas, el elevado costo de financiamiento, los niveles de endeudamiento público y privados, así como eventos inesperados difíciles de prever. Pareciera que los mercados no le creen a la Reserva Federal. Por ahí hay un dicho que dice “No te pelees con la Fed”… ¿quién será el gran perdedor de esta batalla?