En las últimas semanas el escenario central sobre la actividad económica y la inflación en Estados Unidos se ha modificado. La crisis bancaria originada por la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB), puso en un dilema a la Reserva Federal. Hemos presenciado la primera factura del ciclo restrictivo, y no fue precisamente en los niveles de crecimiento o en la inflación, como se hubiera esperado en un inicio.
Luego de intensa volatilidad en los mercados, particularmente en las tasas implícitas, la Reserva Federal llevó a cabo su reunión de política monetaria aumentando la tasa de fondos federales en 25 puntos base para llevarla a 4.75-5.00 por ciento. Pareciera que los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto privilegiaron la lucha para combatir la inflación, sobre los efectos nocivos que ha originado el alza de tasas de interés en el sistema financiero americano. En el comunicado, señalaron que sería apropiado subir una vez más la tasa de interés en el futuro cercano, aunque no ven una tasa terminal mucho mayor. Adicionalmente, del comunicado se desprende un señalamiento puntual sobre los riesgos de la crisis financiera en la actividad y en la inflación. Tema que también fue abordado por Jerome Powell en la conferencia de prensa, en la cual señaló que los desarrollos recientes resultarán en condiciones crediticias más estrictas para los hogares y las empresas. Sin embargo, el efecto final es incierto.
Hay que recordar que en la comparecencia de Jerome Powell frente al Congreso en la primera semana de marzo, hablaba de una postura monetaria inclusive más restrictiva de lo que se había anticipado, por lo que los mercados e inversionistas comenzaron a descontar una tasa terminal que pudiera alcanzar el 6.00 por ciento. No obstante, dada la coyuntura del sistema financiero americano –particularmente de los bancos no sistémicos– presenciaremos un efecto puntual en los niveles de actividad económica vía el crédito y a la postre a la inflación, por lo que es de esperarse una postura monetaria menos restrictiva de la incorporada a principios del mes.
Pese a que la problemática de insolvencia ha quedado solucionada, al menos temporalmente, es de esperar que el gobierno americano trate de prevenir una crisis en el futuro. Existen cerca de 4 mil 700 bancos en Estados Unidos, siendo la gran mayoría bancos regionales y de nicho, por lo que es previsible que algunos de ellos tengan una problemática semejante a SVB. Por ello, es posible estimar que vendrá una mayor regulación bancaria hacia adelante, en especial con respecto a los temas de riesgos de mercado. Con eso en mente, los bancos podrían tener menos espacio para otorgar créditos, por las reservas en el capital que tuvieran que realizar, así como la exigencia de un mayor calce en la duración entre activos y pasivos. Esta regulación eventualmente resultaría en una restricción crediticia.
La economía americana en su mayoría es financiada vía el crédito, y con una limitación en los niveles de crédito de los bancos, el escenario de recesión se vuelve más probable. El freno en el crédito eventualmente originará un menor gasto y consecuente una actividad económica más moderada, aumentando la probabilidad de una recesión. Y como consecuencia un descenso más franco en los niveles de inflación. Tal parecería que los eventos recientes le han dado más espacio al Fed para no ser tan agresivo en los niveles que alcanzará la tasa terminal.
Los futuros de tasas de interés han descontado que la recesión tocará la puerta más temprano que tarde y que, por lo tanto, la Reserva Federal habrá de recortar tasas en el verano. Escenario previsible, aunque el proceso per sé, tardará más tiempo del que lo que los mercados han anticipado. Esto sin duda alguna le ha dado nuevos bríos a las bolsas de valores, aunque debo de señalar que el rally me parece muy vulnerable ante los posibles recortes en las expectativas de las utilidades de las empresas, así como valuaciones, que no se encuentran acordes al contexto de un escenario recesivo.