Esta semana se llevó a cabo la reunión de política monetaria de la Reserva Federal en Estados Unidos, en la que dejó su postura ultralaxa sin cambios. Miembros del FOMC mantuvieron la tasa de fondos federales en 0.00-0.25 por ciento y el programa de compra de activos por 120 mil millones de dólares mensuales; además en la gráfica de puntos –tan relevante para tratar de dilucidar el próximo movimiento de las tasas de referencia– no se vislumbran incrementos sino hasta el 2023. Contrario a lo que esperaban varios agentes del mercado, la Fed no anunció ninguna herramienta adicional de política monetaria para controlar el alza acelerada que han tenido los bonos de largo plazo, ante las crecientes expectativas de mayor inflación, por un crecimiento vigoroso de la economía, que vino a afianzarse por la reciente aprobación de un nuevo paquete fiscal. Aunque del comunicado, es importante señalar que se desprenden varias cuestiones relevantes para México.
Junto con su postura monetaria, la Reserva Federal actualizó sus principales pronósticos macroeconómicos. El crecimiento de la economía estadounidense se revisó fuertemente al alza, y ahora se espera un avance de la actividad económica de 6.5 por ciento, mejor que el 4.2 por ciento estimado previamente. Este dato está alineado a las últimas expectativas de la OCDE, que estima un incremento de la actividad económica de esa misma magnitud. En cuanto a la inflación, ahora la Fed está esperando una aceleración al 2.2 por ciento en el 2021, desde el 1.8 por ciento previo, pero en los años subsecuentes se ubicará en 2 por ciento, lo que habla de la temporalidad del alza en la inflación. Para la tasa de desempleo ahora espera cierre en 4.5 por ciento al final del año. De acuerdo con Jerome Powell, este escenario no justifica aún el comienzo del retiro de estímulos monetarios (tapering), que aún se ve lejano.
Este entorno de rápida recuperación tendrá implicaciones importantes para México, el primero y más inmediato es que veremos en cascada una serie de revisiones al alza en el PIB de México en el 2021. A la fecha, la encuesta de especialistas de Banco de México estima que la actividad económica será mayor en el 2021 en 3.7 por ciento, ligeramente menor que la expectativa de Citibanamex, cuya media se ubica en 4.0 por ciento, nosotros estimábamos 3.8 por ciento al inicio del año. La revisión al alza en la economía de Estados Unidos implicará necesariamente un mejor panorama para sus socios comerciales, así también lo señaló la OCDE en su último informe. Y resulta que el segundo socio comercial más relevante para Estados Unidos, es México.
En el 2021 el factor determinante por el que veremos un rebote en la economía mexicana es la demanda externa, que será liderada por Estados Unidos. No es descartable observar un escenario donde las exportaciones crezcan en el orden de doble dígito, recuperando el terreno perdido del 2020. La demanda que se ha mantenido reprimida en Estados Unidos, eventualmente se acelerará en los siguientes trimestres apoyado por los estímulos fiscales y monetarios extraordinarios. En México la falta de medidas contracíclicas hará que la demanda interna apenas se recupere. No nos deberá sorprender que en las siguientes semanas veamos revisiones en el PIB mayores al 5.0 o 6.0 por ciento para la economía mexicana, ante una mejor perspectiva de la economía de nuestro vecino.
Pero la recuperación en la economía, sumado a las presiones en la inflación –particularmente por las bajas bases comparativas en las que nos enfrentaremos en los siguientes meses, y los precios de los energéticos– hacen menos probable que en la siguiente reunión de política monetaria programada para la siguiente semana, Banxico recorte nuevamente la tasa objetivo. Además, ante el escenario de mayor crecimiento, surge la pregunta de si la economía aún necesita una postura monetaria mucho más acomodaticia de la que hoy tiene. Porque también hay que considerar que el aumento en las tasas de largo plazo ha reducido el margen de maniobra del banco central.