Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

Volatilidad cambiaria

Los movimientos del peso responden principalmente a los del dólar. En las últimas semanas ha presentado una volatilidad importante, con fuertes movimientos de baja.

México es una economía abierta, la principal variable que funciona como ajuste frente a choques exógenos y endógenos es el tipo de cambio. Adicionalmente, el peso mexicano es la moneda más líquida entre las economías emergentes y comúnmente se utiliza como instrumento de cobertura, si algún inversionista quisiera tomar posiciones cortas o largas de las economías emergentes. Es así que nuestro tipo de cambio no sólo está sujeto a lo que pase en México, sino en el mundo. En las últimas semanas ha presentado una volatilidad importante, con fuertes movimientos de baja, y una reciente depreciación superior a 6.0 por ciento, en la que durante cuatro días consecutivos ha perdido más de 1.0 por ciento de su valor, situación que sólo se ha presentado en seis ocasiones desde que inició la libre flotación.

Los movimientos en nuestra moneda responden principalmente a los movimientos del dólar. Al inicio de la pandemia, derivado de un aumento en la aversión al riesgo, el dólar medido contra una canasta de monedas de países avanzados alcanzó su punto máximo, y también ahí el peso se debilitó hasta 25.86. Pero en las últimas semanas el peso comenzó a ganar terreno de manera considerable. Las políticas monetarias hiperlaxas en Estados Unidos propiciaron la baja reciente del dólar. La mayor holgura en las condiciones monetarias presentes y futuras, así como la expectativa de que las tasas extraordinariamente bajas permanecerán al menos hasta 2023, originaron una depreciación generalizada del dólar, todas las monedas comenzaron a ganar terreno, sólo que el peso lo hizo en mayor proporción hasta alcanzar 20.85, porque también fue la que más se depreció en las épocas de mayor incertidumbre. Ante estos movimientos y la velocidad de los mismos, ¿qué debemos esperar hacia adelante?

Es una cuestión multifactorial. El primer factor determinante son las condiciones de holgura en la política monetaria en Estados Unidos y los estímulos fiscales, al final de cuentas hay un excedente de dólares a nivel mundial producto de estos estímulos extraordinarios. Más recientemente, en la conferencia de prensa de Jerome Powell en la última reunión de política monetaria de la Reserva Federal, y la comparecencia de él y de Steven Mnuchin el día de ayer en el Congreso, pareciera que debemos esperar más estímulos monetarios y fiscales en el orden de cuatro billones de dólares, adicionales a los siete billones que se han inyectado a la economía, que de confirmarse debilitarían al dólar. Sin embargo, los movimientos también están sujetos a la aversión al riesgo. Movimientos de apreciación o depreciación dependen en buena medida de las noticias positivas o negativas en torno al Coivd-19, su evolución y la carrera de las vacunas. Noticias positivas generalmente van acompañadas por mayor apetito de instrumentos considerados de riesgo, entre ellos el peso, y viceversa.

Un factor adicional a considerar es el diferencial de tasas. Pese a los constantes recortes por parte de Banco de México en la tasa de referencia en más de 400 puntos base para ubicarse en 4.25 por ciento, las tasas mexicanas son de las más elevadas a nivel mundial. Encima de ello, hay que recordar que el gobierno sigue comprometido a mantener la disciplina fiscal y la deuda mexicana tiene aún grado de inversión. Por lo que resulta sumamente atractivo pedir prestado en dólares a tasas sumamente bajas, para invertir en pesos en instrumentos que ofrecen rendimientos atractivos.

Es complejo tratar de pronosticar el tipo de cambio, porque sin duda, en su comportamiento inciden muchos factores difíciles estimar. En el horizonte hay varios eventos que pudieran generar volatilidad e incertidumbre como las crecientes tensiones electorales en Estados Unidos o un nuevo cierre de las economías, y con ello se depreciaría el peso. O por el contrario, las políticas monetarias y fiscales ultralaxas en Estados Unidos debilitarían en el corto plazo al dólar. Pero en la medida que se concrete la recuperación americana, volveríamos a ver un fortalecimiento del mismo.

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