Punto de encuentro

Es más que una muestra de orgullo

Los movimientos sociales son fundamentales para provocar cambios, la lucha de la población LGBTQ+ es un claro ejemplo de ello.

El 25 de junio se conmemora el Día Mundial de la Diversidad Sexual, fecha que busca reivindicar los derechos de las personas gays, bisexuales, lesbianas, trans e intersexuales, reconociendo que todos los cuerpos, orientaciones sexuales y expresiones e identidades de género, tienen derecho a existir y a manifestarse en paz (CNDH).

Esta conmemoración se gesta con los Disturbios de Stonewall del 28 de junio de 1969, en los que la comunidad LGBTQ+ se levantó en protestas y enfrentamientos hacia la policía local que había cometido actos brutalmente violentos contra miembros de la comunidad durante una redada. Este evento marcó el inicio de una mayor visibilidad y activismo por los derechos de las personas queer, culminando así en la primera Marcha del Orgullo en 1970.

Durante décadas, la población LGBTQ+ sufrió una profunda discriminación y persecución por parte de la sociedad, ocasionando marginalización social y cultural, así como la invisibilización de sus necesidades y derechos. Desde la negación del matrimonio igualitario, hasta la criminalización de la homosexualidad y los transfeminicidios, esta población ha experimentado profundas injusticias y violencia.

Los movimientos sociales son fundamentales para provocar cambios paradigmáticos, y la lucha de la población LGBTQ+ es un claro ejemplo de ello. Estos movimientos han sido cruciales para mostrar sus reclamos y necesidades, y así poder exigir el acceso a derechos básicos como lo es el matrimonio, la adopción, la seguridad social, entre otros. El Orgullo LGBT es una reivindicación de una población que ha sufrido marginación y opresión sistémica e histórica.

Además, el Orgullo queer es la celebración de las diversas identidades y orientaciones, de las diversas formas de ser, y constituye un espacio seguro para las personas que han sido discriminadas en sus hogares, en sus escuelas, en sus trabajos e incluso por sus parejas. Por ello, la Marcha del Orgullo representa no solo un avance en la sensibilización y la educación de la sociedad, en realidad se levanta como un recordatorio de la lucha y la necesidad de tener una sociedad inclusiva donde todas y todos, sin excepción, quepamos y podamos vivir con dignidad, igualdad y respeto.

Es indispensable nombrar la violencia y discriminación que siguen experimentando las personas de la diversidad sexual. Es esencial escucharlas, atender sus necesidades y permitirles vivir y ejercer sus derechos plenamente. Desde los disturbios de Stonewall hasta las actuales marchas del Orgullo en todo el mundo, el movimiento queer ha sido un faro de esperanza, visibilidad y lucha por la igualdad y los derechos humanos.

En México, si bien hemos avanzado mucho en garantizar el acceso a estos derechos, lo cierto es que seguimos siendo un país profundamente conservador con un intenso rechazo hacia las personas diversas que no se ajustan a la cis-heteronorma. En efecto, casi el 40 por ciento de las personas que se identifican como parte de la población LGBTQ+ en nuestro país, han experimentado en los últimos 12 meses algún tipo de discriminación o violencia debido a su orientación sexual o identidad de género (ENADIS, 2022). Discriminación que, de acuerdo con el ENDISEG de 2021, es todavía más cruda para las mujeres trans en sus trabajos. Así, hay que seguir luchando en contra de esta discriminación.

Tuve la fortuna de crecer en una familia inclusiva que me enseñó que el amor existe sin importar géneros u orientaciones sexuales. Acepto que por ello me resulta difícil entender la resistencia de quienes piensan que la diversidad sexual se maneja aparte; sin embargo, por más difícil que sea la aceptación de la otredad, debemos reconocer que la ignorancia o intolerancia son obstáculos culturales y jamás podrán ser un punto de encuentro para la evolución social. Sigamos avanzando.

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